Es porque estoy muerta...

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Capítulo 34

Separo mis ojos con excesiva pereza, me siento toda... no se.... ¿Adolorida?

Siento como el brazo de Brhian rodea mi cintura, pegando mi espalda con su pecho. Típico; la típica pose después de follar.

Solo que nosotros, a diferencia de las demás parejas cuando tienen su "primera vez", no fue solo una vez, y no fue solo en la cama, ¡No!, si, empezamos en la cama, luego fue contra la pared, y en la barra de la cocina, y en el comedor, sobre su escritorio, en uno de los sillones, e incluso contra una de sus enormes ventanas... después de todo eso, volvimos a la cama y bueno, estamos vivos... más o menos.

Giro mi cuerpo y mi vista se encuentra con un Brhian profundamente dormido. Se ve tan lindo, los labios entreabiertos, su cabello revuelto, sus largas pestañas rosando con sus mejillas, sus mejillas ligeramente acaloradas y sus facciones tan definidas...

-Hola.- me dice con voz ronca abriendo los ojos de golpe.

-Hola.- lo saludo mientras paso mi mano por su mejilla.

-¿Cuánto tiempo llevas despierta?-

-No mucho.- digo pegando más mi desnudo cuerpo con el suyo.

Él sonríe sin mostrar los dientes y empieza a acariciar mi espalda, lentamente, arriba y abajo.

-¿Cómo es que luces tan perfecta recién levantada?-

-Lo que pasa es que estás soñando.- le digo sonriendo.

-Pues me gustaría nunca despertar.- dice dándome un beso suave en los labios.

-Te quiero.- susurro contra sus carnosos y cálidos labios

-Te quiero.- repite mis palabras acariciando mi oído con su nariz -¿Tienes hambre?- me cuestiona mientras posa su mano en la curva de mi cintura.

-Un poco.- admito sonriendo.

-¿Quieres bajar a comer algo?-

-Quiero comer algo, pero no quiero bajar.- digo mientras paso una de mis piernas sobre las suyas; siempre he tenido esa manía, desde pequeña cuándo dormía con mi madre.

-¿Quieres que llame a alguien para que traiga algo?-

-¿Y qué vea mi virilidad embarrada por toda tu cama?, no gracias.-

Él ríe levemente y deposita un tierno beso en mis labios.

-Entonces arriba.- dice de pronto con mucha energía.

Se levanta y me deja admirarlo como Dios lo trajo al mundo... Claro que ahora con abdominales y pectorales, bíceps, tríceps y un gran...

-¿Te gusta la vista?- me pregunta.

-Podría acostumbrarme.- digo y me muerdo el labio inferior.

-No me tientes a volver a la cama.- me amenaza divertido.

-Sí bueno... tú y yo sabemos que nos harías un gran favor.- digo sentándome en su inmensa cama.

Él trata de ocultar su sonrisa dejándome una vista de su perfecta espalda triangular mientras desliza sus boxers por sus largas piernas.

-Te espero abajo.- me dice saliendo de la habitación sin más.

Al final decido levantarme y ver todo a mí alrededor...

¡De verdad hicimos un desastre!, así de bueno es ser joven.

Busco por toda la habitación mi vestido, y finalmente lo encuentro tirado junto a la ventana.

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