Capítulo 30 "Adiós".
Amy.
Oficialmente ya no tengo uñas y el tiempo se volvió más largo, todos estaban en esa pequeña área de espera llenos de ansiedad, todos habían intentado entrar a la habitación después que mi tío decidió dar una siesta, todos queríamos pasar tiempo con él, pero el doctor prefirió que descansará.
Mi teléfono vibraba por todos los mensajes que recibía, haber dejado el evento de una manera tan misteriosa fue mala idea, pero lo único que me importaba era ver a mi tío y pasar tiempo con él. Todos conocíamos lo que vendría, temíamos que sucediera. La muerte. El ambiente era tensó y lleno de esa presencia mortifica. Mi tía (y su esposa) sollozaba mientras era consolada por uno de mis primos, mi padre había tomado asiento en una silla junto a mi hermano, ambos sumidos en un silencio muy incómodo. Yo caminaba de un lugar a otro algo incómoda por el vestido y los zapatos de tacón, pero era lo único que podía hacer para calmar mi ansiedad.
—Amy— llamó alguien logrando que me detuviera.
La persona a la que menos esperaba ver está aquí; Nicolás.
—Nicolás— susurré sorprendida.
Cogió mi mano para guiarme lejos de la sala de espera, pero no de la habitación de mi tío, tomó mi cara entre sus manos intentando ver dentro de mis ojos y me abrazo infundiendo todas las fuerzas que necesitaba, mi ansiedad menguó por un instante y mis lágrimas tuvieron la facilidad de salir de mis ojos sin preocupación; esto era lo que necesitaba. Necesitaba sus brazos fuertes para sujetarme. El masajeaba mi cabello mientras susurraba "desahógate pequeña, aquí estoy".
—Gracias por estar junto a mí— susurré.
—Desde ahora siempre estaré para ti— susurro dando un beso en mi frente.
¡Joder! Él conoce cuanto me encantan los besos en mi frente y él decide darme uno, ahí mi mente reaccionó en lo que estaba pasando. Nicolás llegó a ser esa fuerza que necesitaba, ese aliento de fuerzas.
—Gracias— respondí ante su apoyo.
Limpié mis lágrimas, arreglé mi cabello, respiré hondo y caminé con la espalda erguida y mi frente en alto. Él me dio las fuerzas que necesitaba. Cómo todo un caballero caminó detrás de mí cuidando mi espalda, de manera literal. Ambos tomamos asiento juntos, al fin mis pies pudieron descansar después de caminar tanto.
Yo: Hola chicas, lamento haber desaparecido del aniversario, pero mi tío está en el hospital a cualquiera que se desocupé primero le pediré un favor necesito que me traigan ropa y zapatos CÓMODOS ¡Mis tacones me están matando!
No quería leer algún otro mensaje porque sabía que estarían pidiendo explicaciones de lo que había pasado en la fiesta. Sólo quería cambiarme está ropa incómoda y tener algo que me diera calor, me abrace intentando contener un poco de temperatura alta en mi cuerpo ¿A quién se le ocurrió colocar aire acondicionado en una sala de espera? Felicidades genio.
— ¿Tienes frío? — preguntó Nicolás al verme tiritando.
—Un poco, el vestido no es muy caliente— respondí.
—Aún así te miras hermosa— dijo mientras colocaba su saco alrededor de mí.
Cuando quise responder algo él ya se había levantado para buscar café en una de esas máquinas dispensadoras. Regreso con una sonrisa juguetona al darse cuenta de que me había dejado con las palabras en mi boca. Recibí el café agradecida, dulce manjar, tomé un sorbo y fue lo suficiente para tener energías un momento más.
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Pasados Pendientes TERMINADA (PP #1)
Ficción GeneralPRIMER LIBRO DE LA COLECCIÓN "PRESENTE PERFECTO". Prólogo: Es reconocido que el tiempo es una vaga ilusión, muchos subestiman el primer amor, un pequeño recuerdo entre dos personas, en este caso cada una de esas percepciones guardadas son momentos q...