Para empezar debo decir que estoy dispuesta a todo.
Estoy dispuesta a escuchar insultos, estoy dispuesta a que me odien. Pero no a que me juzguen.
Cuando es el corazón quien manda estamos totalmente "ciegos" —si es esa la palabra correcta—. Cuando es el corazón quien manda, a tu alrededor solo puedes ver la sonrisa de la persona que quieres, no escuchas a los demás; no aceptas que te "abran los ojos".
Yo lo quiero a él.
Sí, aun cuando se escuche estúpido. Aun cuando deba parecer una enferma.
Realmente no sabría decir cómo creció mi amor por él, como fue que llegué a quererlo tanto, ni siquiera sé cuándo empezó ese sentimiento.
Solo sé que me sentía atraída. Vamos, era un hombre con un magnetismo que enloquecía. Tal vez por esa misma razón termine perdiendo la cordura. Y quizá fui superficial y por eso no escuché a mi cabeza cada vez que me repetía que me había secuestrado, privándome de la libertad y envolviéndome en su oscuro mundo, recordándome que por esa razón no debía amarlo.
Era una lucha constante entre mi corazón y mi cabeza, hacer lo que debía o dejarme cegar por lo que sentía por él. Por ahora mi corazón llevaba la delantera.
Decir que mi vida se había vuelto un desastre era poco.
Mi vida de un momento a otro empezó a ser una mierda, a desmoronarse, iba en declive.
¿Pensaban que una sola persona no podía sufrir tanto? ¿Qué era imposible que la tragedia persiguiera a alguien de esta forma?
Muy bien, déjame decirte que pasó en estos dos años después del secuestro, después de mi libertad, después de mi aparente estado de normalidad.
Después de lo que pasó en la playa.
Cuando nos llevaron al hospital de emergencias Ascher se encontraba muy grave. Tenía una bala muy cerca al corazón y otra en su vientre. Yo por otra parte solo tenía el agudo y horrible dolor en el hombro, allí me habían disparado gracias a que Ascher me protegió, porqué quizás de otra forma no estaría contando esta historia.
A los pocos días de estar recuperándose en el hospital privado al que nos habían trasladado gracias a Carson, una mujer vino por él. Se lo llevó sin que nadie pudiera hacer nada, yo no sabía quien era y no me enteré hasta ver su cuarto vacío. Fue un riesgo el que se lo llevara de esa forma, Ascher estaba muy grave y ese traslado pudo haberle hecho perder la vida.
Mi corazón dolió cuando no lo vi, mi preocupación aumento y no deje de perdirlo a gritos. Nadie me dio otra respuesta más que se lo había llevado esa mujer.
Tuve miedo de no verlo más, y justo así pasó, después de dos años no lo he visto.
La última vez que lo vi él estaba conectado a monitores, intravenosas y un montón de aparatos que lo mantenían estable. No abría los ojos y su respiración era pausada, parecía estar muerto.
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Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!