▪︎ Capítulo 7: ¿Ascher? ▪︎

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—No pienso estar aquí un minuto más —la voz profunda, gruesa e intimidante que escucho casi distante, hace que pestañeé varias veces, y mi corazón se acelera.

La puerta es cerrada luego de unos minutos. El olor a desinfectante, cloro y medicamentos se atora en mi nariz y me provoca náuseas. La cabeza me duele al igual que mi brazo izquierdo por completo, siento un zumbido atroz en los oídos y eso provoca que el dolor de cabeza sea mucho peor.

Abro los ojos lentamente con dificultad, ya que siento mis pestañas pesar, los párpados me duelen. Una vez me acostumbro a la luz cegadora siento como flashes los últimos recuerdos y doy un salto asustada, mi pulso va rápido y me mareo por el movimiento brusco, viendo borroso por varios segundos. Miro a todos lados angustiada sin querer toparme con la mirada verde de Jacob, y al no verlo suelto un suspiro de alivio y miro la puerta. Me encuentro en un hospital y eso me hace sonreír y dar gracias al cielo.

Siento hambre y sobretodo sed, podía decirse que sería capaz de comerme a una vaca entera, y la sequedad en mi garganta y labios me hace querer levantarme y buscar un poco de agua. Pero no lo hago, me mantengo a la defensiva un poco, y a quienes espero ver entrar en la habitación del hospital es a mis padres.

Pasan largos minutos para mí, toda una eternidad en la que he visto todo el tiempo hacia la puerta blanca, y cuando es abierta completamente mis ojos se cristalizan y llevo una de mis manos a mi boca, ni siquiera sé cómo reaccionar.

«¿Es cierto lo que mis ojos ven? ¿O acaso estoy soñando?».

No sé si lo que está pasando es solo parte de mi imaginación, aún así es maravilloso.

Y es que verlo frente a mí me revuelve todo el sistema, sintiendo felicidad y a la vez un poco de extrañeza. Lleva puesta una sudadera gris gruesa, unos pantalones negros y unos zapatos deportivos, su cabello ahora está más largo y peinado hacia atrás y tiene tan solo el piercing en la aleta de la nariz. En esos momentos en los que no perdí detalle de nada, él se dedica a ver unos papeles en sus manos muy concentrado, hunde ligeramente el entrecejo y se muerde el labio, yo me dedico a mirarlo en estado de shock.

Deseo ignorar el dolor tan fuerte que tengo en la cabeza y el brazo, y levantarme de esta camilla para tirarme en sus brazos. Pero pese a mis deseos yo no sé cómo va a reaccionar él, todo es confuso para mí.

—¿Ascher?

Sí, sonó una pregunta tonta, pero yo aún no asimilaba que aquello estuviera pasando y lo que más lógico me parecía era que Jacob sí me había matado o estaba teniendo algún tipo de alucinación final.

¡No sé qué está pasando!

Cuando lo veo levantar su cabeza tan lentamente mi respiración se detiene, mis manos tiemblan y de repente tengo miedo y no sé la verdadera razón. Sus ojos oscuros me contemplan, los abre y un brillo que yo veo como especial se instala en ellos, y luego sonríe, una sonrisa que se me contagia y me hace admirarlo más.

Deja los papeles en un mueble y camina hasta mí, mira detalladamente mi rostro y yo lo miro fijamente a los ojos sin saber qué hacer. Acuna mis mejillas con sus dos manos y suelta un suspiro muy lentamente lleno de alivio, me da un beso en la frente y mi pecho se dispara.

Mis labios se sientes resecos, mis párpados pesan, tengo mucho frío y mi cabello reseco y enmarañado cae sobre mis hombros. Miro mi brazo izquierdo un segundo y me doy cuenta de que tengo una intravenosa.

—¿Te duele, pequeña? —No sé que sentí exactamente cuando me llamó así, su voz profunda me dio un cosquilleo. Asentí con la cabeza—. Llamaré a la enfermera.

Masoquista © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora