Simplemente no podía creerlo. Siempre he visto a Jared como un hombre muy maduro, también tierno y gracioso cuando quería; sin embargo, lo que está haciendo ahora es comportarse como un completo tonto. Es cierto que quizás estaba enojado, venga, me ha escuchado gemir en mi habitación cuando apenas hemos terminado y ha dicho lo que ha dicho por el enojo del momento. Pues se suponía que habíamos quedado como amigos aún cuando yo me había marchado de su casa enojada esta tarde por seguir insinuando que Ascher me amenazaba.Jared había entrado casi como un intruso a mi casa, había estado detrás de la puerta de mi habitación escuchando todo y eso me enojaba. Mamá le dio llaves de la casa para que pudiera entrar y estar conmigo, y antes de irse Jared las ha dejado encima de la mesa, cosa que agradezco.
Y ahora estaba el problema mayor: Ascher. Frente a mí recostado en mi cama y completamente vestido espera a que le diga lo que ha pasado, imagino que mi cara es un poema, no estoy preocupada por Ascher, tampoco por mí, sino que por el mismo Jared. Aunque nadie lo crea yo a él lo quiero muchísimo y sé que sí le cuento a Ascher lo que me dijo no se quedará de brazos cruzados.
Para aligerar un poco el momento me siento a su lado, finjo acomodar mi cabello y cambio de tema.
—Me sorprende que estés vestido. —Se encuentra completamente vestido, a excepción de sus zapatos.
—Me ha cortado el rollo el hijo de puta —dice con seriedad, y yo ruedo los ojos.
Sus cejas fruncidas y los ojos inexpresivos me hicieron morderme el labio nerviosa después de segundos.
—¿Qué pasó? —pregunta con irritación.
—Ha dicho que te ha denunciado —susurro, queriendo que no me escuche si quiera. A veces no puedo ser capaz de mentirle a Ascher.
La razón por la que hacía de esto un drama, se debía a su personalidad impulsiva. El hecho de solo decirle a Ascher que prácticamente nos ha amenazado a ambos, es para volverlo loco. No quiero que le haga daño a Jared de nuevo.
Jared y yo habíamos durado muchos meses, bueno, seis meses, que de verdad para mí fueron largos teniendo en cuenta que no lo amaba como él quería. Yo intentaba darlo todo y hacer feliz a mi madre al estar con el "chico perfecto" que siempre quiso para mí. Ya sé que no debí hacer eso.
Ascher está delante de mí y lo conozco tan bien como para saber que se volvería loco si le comento lo último que soltó, y es que ahora soy muy consciente de que está enojado y está pensando en qué hacer con él. Ver a Ascher reír suavemente pero muy irónicamente pesado, revolver su cabello y mirar un punto fijo es claro síntoma de que está empezando a cabrearse y lo quiere disimular.
—¿Qué te preocupa? —su mirada oscura pasa a mis ojos y los mira con detenimiento.
—Que te enojes tanto y le quieras matar —afirmo lo que es obvio.
—¿Qué yo me vaya a prisión no te importa? —levanta una ceja y se acerca más a mí, pone su mano en mi barbilla y mira mis labios.
Con nerviosismo niego con la cabeza; pues sigo poniéndome nerviosa cada vez que me mira de aquella forma, y él lo sabe.
—Para serte sincera eso no me preocupa mucho —rompo la magia que él había empezado a crear. Sonríe de lado y pasa su pulgar por mi labio inferior, separándose después. Me aclaro la garganta—. Lo has dicho muchas veces; que si las leyes no fueran tan corruptas hace años estarías tras las rejas.
Se ríe suavemente, agarra ambos lados de mi rostro y me da un beso en la frente. No sé cómo puede ser posible que sea el mismo Ascher de antes, y que pueda ser tan tierno en ocasiones. Vuelve a su posición relajada, recostándose en mi cama con los brazos tras su cabeza. Me dan ganas de lanzarme encima de él y darle muchos besos, entonces lo hago, doy muchos besos en su rostro y labios y él sonríe, cerrando los ojos.
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Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!