▪︎ Capítulo 17: ¿Qué esperas para hacerme el amor? ▪︎

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▪︎ ASCHER POV'S ▪︎

No disimule mis celos, como siempre podía sentir la sangre hirviendo de solo imaginarlos dormir en la misma cama. Volví mi vista a Rachel, que sonríe incómoda, toma mi mano y entrelaza sus dedos, con la mirada me pide que me calme; pero no puedo. Vuelvo a mirarla de pies a cabeza y aprieto los dientes, casi tiene el culo al aire con esos shorts y el gilipollas detrás de la puerta ha dormido con ella.

—¿A caso ha dormido en pelotas el hijo de puta?

Ella suelta un resoplido fastidiado y rueda los ojos, soltando también mi mano. Ya no parece tan nerviosa. Vuelvo a tomar su mano y ella intenta que no lo haga, pero al tomar su mano finalmente tiro de ella y la pego a mi cuerpo.

—No quiero que estés a solas con él, Rach —susurro encima de sus labios, mirándola a los ojos con seriedad. La siento estremecer, muerde su labio y traga saliva.

—No ha dormido desnudo, sino que con un pijama de papá y ahora está colocándose su ropa —me explica—. Y es mi amigo, Ascher. Ya te dije —murmura apretando mi mano y mirándome a los ojos.

Pero a mí me importa una mierda que sean amigos. No la quiero cerca de él, y para ser sincero, no la quiero cerca de nadie que no sea yo, ni que la miren, ni que la toquen, cosa que es imposible, no puedo encerrarla en una burbuja; pero puedo impedir que le pongan las manos encima. Toda Rachel es deseable, que tiene un cuerpazo digno de los pensamientos más perversos, y una carita que te la pone dura al imaginar esos labios alrededor de mi polla. Y joder, no soy el único que tiene esos pensamientos, por eso soy tan cuidadoso cuando se trata de ella, por eso los jodidos celos.

Jacob tendría que estar muerto y va a estarlo pronto. James lo tiene en prisión en Colombia y yo tengo a gente dentro de la maldita prisión comprada para matarle. La mitad lo está, la otra mitad está cazándome por lo que debo ser cuidadoso. Y los hombres son tan inútiles que no han conseguido más que darle una paliza. Unos guardias se han encargado de protegerle desde entonces, gente a quien el gilipollas le paga. Y no sé de donde carajos tiene dinero si hace tiempo le he dejado sin un euro, lo debí haber matado a la primera oportunidad, mucho antes de que Rachel apareciera, incluso. Me imagino que pudo haberse liado con algún otro narco que quiere mi cabeza.

Me froto la barbilla, centrándome nuevamente en Rachel, quien se estira y me da un beso.

—Tranquilo Ascher —su voz es suave y me llena de calidez, y esto es lo que me tiene tan obsesionado con ella, que ha sido la única en demostrarme cariño.

Lo dejo estar, no quiero estar enojado, ni que ella se enoje tampoco, no puedo confiarme en que todo el tiempo me perdone los cabreos por gilipollas. Todos se cansan, lo sé perfectamente, llegará el momento en que Rachel se canse de mis celos, y me mande al carajo. Pero el problema no es Rachel sino los cabrones que están a su alrededor, seguro que se han imaginado como sería follar con ella.

—No te molestes, ¿sí? Llevemos la fiesta en paz —hace un puchero y frunce las cejas ligeramente, haciendo una carita tierna. Me río, ha dicho de todo para que no me moleste.

Bajo las escaleras, notando un retrato en la pared donde aparecen sus padres junto a ella y Dahian. Todos se notan distintos en ese retrato a como están ahora, y no puedo evitar sentir culpa. Sé que Rachel la está pasando mal; sin embargo aquí está intentando que el idiota de su novio no sufra un ataque de celos.

Su madre tiene una sonrisa radiante y dulce, junto a un par de ojos azules como los de Rachel: llenos de vida y alegría. Su padre con una mirada cargada de protección, se ve sano y feliz. Luego estaba Dahian, con esa mirada de chica mala y divertida, haciendo morros. Y mi chica con esa mirada inocente y alegre, sonriendo, dejando ver sus dientes y agarrando del brazo a su hermana.

Masoquista © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora