—¡Suéltala ahora mismo sino quieres que te rompa la cara de gilipollas que tienes!
Al contrario de las palabras bruscamente salidas de los labios de Ascher, Jared me aprieta más a él. Ascher vuelve a advertirle. Yo siento que están peleándose dos perros por un hueso y el pensamiento no es nada gracioso. Doy un gritito cuando Ascher me aparta de Jared bruscamente.
Las cosas se están descontrolando y yo por un momento solo me quedo de pie con el corazón martillándome asustado y viendo a Ascher convertirse en el demonio que promete ser cuando está muy cabreado.
—¡Basta, basta, por el amor de Dios Ascher cálmate! —le pido varias veces, con el pecho agitado.
Quería que volviese a su estado “normal”. Lo que menos quiero ahora es que Ascher golpee a Jared en mi casa. No quiero que vuelva a ser como antes. Él me empuja detrás de él y señala a Jared con el dedo índice, dando un paso, pero Jared no sé deja intimidar; sino que se infla y aprieta los dientes.
—Aléjate de Rachel, ya no son nada —Ascher le dice lentamente, cada vez acercándosele más.
Jared me mira detrás, esperando que yo diga algo. Yo sin embargo solo le miro y cuando su mirada almendra pesa, bajo la vista avergonzada. Pero después comprendo que yo aún no lo había elegido así, le iba a terminar a Jared, sí, ya le he dicho que amo a otro hombre, y si yo le llego a Jared de buena forma las cosas pueden no salir tan mal.
Así que levanto nuevamente la vista y me pongo frente a él, con Ascher confundido detrás, que segundos después suelta una sonrisa irónica y puedo imaginarlo tocándose el puente de la nariz y echando la cabeza hacia atrás. Jared sonríe y me toma las manos, yo no las aparto para no ser tan dura con él y eso enoja todavía más a Ascher.
—Yo sé que me quieres a mí...
—Suelta su mano, Rachel, me estoy empezando a cabrear —Ascher me habla desde atrás, lento, intimidante, interrumpiendo a Jared.
Advirtiéndome.
Y eso me hace sentir enojada, pero no digo nada al respecto y tampoco suelto las manos de Jared.
—¿Y con amenazas es que la tienes al lado, capullo? —Jared suelta duro, escudriñándolo con la mirada.
Resoplo y suelto sus manos enojada con ambos, pero mucho más con Ascher. Jared no entiende, me jala hacía él por los brazos y me da un beso, con toda la intención de hacer enojar a Ascher. Y yo no lo reconozco. A Ascher no le va a importar estar en mi casa para descontrolarse. Y así pasa, Ascher se molesta demasiado, me aparta de un empujón y tropiezo con mis pies pero antes de caerme me estabilizo.
Las cosas se descontrolan, como se había visto venir desde un principio. Odié que peleasen por mí, que creyeran tener el derecho de hacerlo. Y vale, uno era mi novio y el otro el hombre que en verdad amaba. Uno era peligroso y el otro solo aparentaba para no perderme.
Uno era un mafioso, el otro un abogado. Irónico joder.
Al principio Jared le dio la pelea, lanza puños cerrados pero ninguno le da a Ascher; pues los esquiva como el mejor de los boxeadores y le propina puños secos en la cara. Pero Jared se limpia la sangre del labio, lo mira con rabia y le lanza un puñetazo justo en la boca. Tan fuerte que inmediatamente se escapa un pequeño hilo de sangre de la boca de Ascher. Eso le hace enojar.
Sonríe y se limpia tomando después una bocanada grande de aire y le propina un golpe en la nariz, puedo incluso escuchar su nariz quebrándose y yo no sé qué hacer.
Miro toda la escena atónica.
Jared se desequilibra y cae al piso, desorientado por el golpe tan fuerte y Ascher se le sube encima enseguida y justo ahí es mucho peor. Le está destrozando el rostro, le golpea una y otra vez y yo estoy muerta de miedo. Entonces al fin reacciono, de mis labios sale una exclamación angustiada y camino más cerca de ellos. Veo a Jared desorientado y con sus ojitos perdidos y me asusto.
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Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!