Ascher me ha dicho que hoy no vendrá a visitarme por la tarde, que vendrá a las nueve a recogerme para salir junto con su amigo y Cara, a quien quiero ver por alguna razón. Me dijo que estaría ocupado toda la mañana y tarde. Anda un poco cohibido, ni siquiera le he contado que he hablado con su madre porque ella así lo quiso. Y como él no vendrá ni nos veremos por ahora, quiero averiguar que es lo que ha hecho Jared, si ha cumplido con su palabra. Dios quiera que no, porque aunque no le he contado a Ascher pienso en la posibilidad de que se entere por él mismo y eso me tiene de los nervios, lo último que quiero es que le pase algo a Jared. Salgo de mi casa sin mi celular y camino hasta la parada del autobús que me llevará hacia la casa de Jared.Una vez bajo del autobús camino por las calles solitarias, donde se mudó Jared es muy silencioso. Me detengo frente a su puerta y pico con los nudillos varias veces, escucho pasos despreocupados y Jared me abre la puerta con una lata de Coca-Cola en la mano, me mira seriamente y yo levanto la cabeza para mirarlo, no le sonrío y él tampoco. Me mira con desinterés y no comprendo, hace semanas ha dicho que me ama, aunque debo decir que es mejor así.
—Quiero saber como ha quedado eso de tu denuncia —le digo neutral, directo al grano, apretando mis dedos y mirándole a los ojos almendras.
—En proceso —me responde con el mismo desinterés, encogiéndose de hombros.
—¿Me dejas pasar? —le pregunto soltando un suspiro nerviosa y ansiosa.
Se hace a un lado sin decirme nada y entro a paso lento, mirando su casa y caminando al sofá, pero no me siento, sigo apretando mis dedos y trago saliva.
—Jared, no lo hagas —comienzo por decirle y él me mira muy serio, consigue perturbarme por que nunca me ha mirado así—. Te he dicho que lo siento infinitas veces, y sé que soy muy descarada.
—Lo eres —me apunta con el dedo y se sienta invitándome a hacerlo también pero me mantengo de pie—. También eres muy tonta Rachel. No sé qué le pasa a tu cabeza.
—Jared, vine hacerte entrar en razón. Ascher es peligroso...
—Y estás con él —me interrumpe—. No pienso quedarme de brazos cruzados.
—Pero no hay nada que puedas hacer, yo lo amo y nunca ganarías nada si le denuncias, él se libraría fácilmente y vendría a por ti —digo muy calmada, pero por dentro estoy nerviosa nada más de imaginármelo—. Seamos amigos.
—¿Amigos? Joder, ¿y qué tu novio me vuelva a romper la nariz? —dice negando con la cabeza y tocándose la nariz. Resoplo fastidiada y me siento a su lado al fin sin tocarle.
Yo sé que a Ascher no le hará gracia enterarse que he venido hablar con Jared, también sé que no querrá que sea amiga de él. No me quiere ver ni con mi mejor amigo, ahora va ha querer verme con mi ex.
—Decías que me querías...
—Que te quiero... todavía —por segunda vez me interrumpe mirándome a los ojos y deja la lata de Coca-Cola en la mesita de centro.
—Entonces por favor deja las cosas así, acepta mi decisión aunque te parezca estúpida. Jared, te quiero mucho, has sido de gran apoyo para mí y no soportaría que Ascher te hiciera daño.
—Si él te quisiera no le haría daño a las personas que tú quieres —afirma de forma obvia y es la verdad. Pero él no sabe como es Ascher ni que no puede controlarse a veces. Lo miro triste y él suelta un suspiro—. Esta bien, lo haré por ti, dejaré las cosas así. Porque eso hacemos las personas cuando de verdad queremos a alguien.
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Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!