Ascher me mira por unos segundos muy serio para después resoplar terminando en una media sonrisa, le miro sin entender y me cruzo de brazos. Se da vuelta guardando el celular y desaparece de mi vista por el pasillo, me quedo aún más confundida y rabiosa. Suspiro, solo quería que me respondiera esa simple pregunta y es todo. Camino hasta su habitación, al no verlo me permito detallarla hasta que aparezca y me dé respuestas. Es blanca y negra muy sofisticada y elegante, los muebles son negros brillante y las paredes blancas sin ningún adorno, la cama está pegada a la pared con un tendido blanco, el piso es de baldosas blancas, el techo es de un estilo de espejo, que lo cubre completamente y nos refleja a la perfección. Además un armario de puertas corredizas que está abierto ahora de par en par, y es hasta ese momento que lo miro dentro."Sin esperar que el tiempo pasase más caminé de forma dubitativa hasta el gran closet, recuerdo a Ascher voltear su rostro hacia mí y negar lentamente mientras sonreía, él pensaba que yo no iba a ser capaz, pero se estaba equivocando.
Yo si era capaz.
Cerré la puerta de un golpe girando la llave que antes él había usado para abrirlo y entonces corrí..."Vuelvo a la realidad cuando Ascher me tira una camiseta suya a la cara, me río para intentar disimular el malestar que me produjo el recuerdo.
¿Cómo es posible que lo ame tanto?
Noto a Ascher enojado y no entiendo por qué. Suspiro, ya podía irme, son las cuatro y más de la madrugada, puedo pero no quiero, lo que quiero es acurrucarme en la cama con Ascher y dormir como una bebé a su lado.
—Solo es una pregunta, Ascher, no es con ánimos de discutir ni que nos molestemos, en serio, solo quiero saber quién es ella.
Ah, pero por dentro respiraba profundo para no molestarme más de lo debido y terminar triste, pues mira como le escribía ella. Y Ascher no me dejó terminar de leer.
—Mi ex, una mujer a la que quise —me mira unos segundos, no sé qué cara tengo, pero me sonríe con cariño y se me acerca acariciando mi rostro—. Ya no, hace mucho tiempo dejé de quererla, no lo entiende y ha vuelto para joderme sin entender que te amo a ti.
—¿Por qué te has molestado cuando vi los mensajes?
—No me molesté —se empieza a desvestir.
—¿Y por qué te vas y no me respondes? Tan fácil que era explicarme esto sin hacerme quedar más que confundida —entre más lo pienso más me molesta su actitud al dejarme allá parada. Como si yo le resultará insoportable.
—Solo me parecía perdida de tiempo, Rachel —dice sin importancia.
Yo me muestro indignada, cruzándome de brazos, entonces suelta aquella sonrisa suya, divirtiéndose al verme así y una vez tiene un chándal puesto se me acerca y me toma de la cintura, apretandome a su cuerpo y se me escapa una sonrisa.
—No sé si prefiero más verte molesta o verte sonreír —su voz es tan sexy al decirme eso que siento derretirme.
Debía creerle, pues no creo que me mienta, venga si fuese verdad me lo dijera sin pelos en la lengua, así es él. Me quité el top y Ascher recostado en el respaldar me mira atento, giro los ojos con una sonrisa y me coloco su camisa larga que me queda hasta los muslos cubriendo bien mi trasero, me quité el sujetador y lo saqué por debajo de la camisa doblándolo junto al crop y dejándolo encima de un mueble, luego los short e hice lo mismo. Ascher negó con la cabeza en desaprobación y yo gateé por la cama hasta ponerme a su lado y me tiré, Ascher se acomodó sobre la cama, me tomó de las caderas sin esfuerzo y me subió encima de él, yo que estoy muerta de cansancio y sueño me acomodé enseguida poniendo mi cabeza en su pecho y antes de cerrar los ojos le di un beso en el pecho.
ESTÁS LEYENDO
Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!