Entro a casa y subo directo a mi habitación sin dejar de pensar en lo verdaderamente gilipollas que puede llegar a ser Ascher. Yo también tuve culpa porque no debí decirle aquello, pero también estaba enojada con él. Me quito los jeans y me pongo unos shorts cortos de pijama, una blusa manga larga con cuello en V y me quito el sujetador. Todavía no me aplicaba una inyección anticonceptiva ni compraba las pastillas, no había tenido tiempo, y sé que a Ascher le molestará cuando se entere.Empezaba a tener cólicos, pronto me llegaría el periodo de menstruación e iba a empezar a morir lentamente, casi literalmente. Cuando me venía quería morirme, me daban los peores cólicos de mi vida, sentía retorcer, me dolían los pechos por la pesadez y drásticamente podía estar muy triste o llorando por cualquier tontería.
Camino fuera de mi habitación empezando a limpiar un poco. Miro en la nevera que hay de comer y me doy cuenta que solo hay pan tajado y un pote de mantequilla, cierro el refrigerador con una mueca. Cuando termino de arreglar la casa subo hasta mi habitación nuevamente. Mi celular empieza a sonar y lo tomo descolgando la llamada de un número desconocido.
—¿Hola?
Mi mente se concentra en todo lo malo, no es que sea pesimista; pero después de todo lo que me ha pasado no tengo más que pensar. Me imagino a Jacob detrás de la línea y trago saliva con ganas de cortar la llamada.
—Hola, habla Anna, la madre de Ascher. —No sé por qué me alegro de escuchar su voz.
—Me alegra escucharle —digo parándome frente al armario y buscando ropa para dentro de unas horas que saldré a la cafetería donde trabajaba antes.
—A mí igual, que bueno que hayas atendido —suelta un suspiro—. La última vez no hemos podido hablar bien, ¿Podrías hoy?
—Claro, si quiere puede verme en la cafetería de la última vez, estaré ahí desde las 3:00 p.m. —le digo entusiasmada—, puede llegar entre esas horas.
—Gracias cariño. —cuelga y yo dejo el celular en la cama.
Quiero hablar con la señora Anna por varias razones, quiero hablarle de Ascher, que me hable ella de él. Sé que para la mujer pareceré estúpida por estar con él después de todo lo que me ha hecho. También sé que quizás ella ya no vea con los mismos ojos a su hijo, yo ni siquiera sé si ella sabe a que se dedica su hijo. Pero deseo verle, más por Ascher, quiero que vuelvan acercarse porque él la quiere mucho y desde que él le contó la verdad del por qué yo estuve con él antes no le habló más, estaba decepcionada, y con razón. Mi madre estaría decepcionada de mí si se entera de la verdad.
Son las 2:34 p.m. y mis padres no han llegado a casa, siento que están dejándome mucho tiempo sola, pero comprendo que están muy ocupados. Se la pasan también mucho tiempo en casa de la abuela, a quien no he visitado desde hace tiempo, quiero verla. Salgo de casa cerrando bien y me encamino a la parada del autobús.
Ascher va a matarme cuando se entere que he salido en busca de trabajo. No sé cuál es su problema, yo deseo trabajar, en casa necesitamos el dinero y aunque a él se le desborden los bolsillos de euros yo no deseo que me lo dé. Y me había dicho que no había problema si era lo que yo quería hace apenas días, y ahora de repente cambia de opinión.
No duro mucho tiempo esperando el autobús, pues llega rápido y junto a un par de personas subo. No sé cómo me recibirán, me da un poco de vergüenza volver, pero siento que el lugar ya es de confianza y sé que la jefa me recibirá encantada de nuevo. Ya no estaría incómoda por Iván por lo último que me dijo cuando nos vimos, y yo estoy muy cambiada, en serio, cualquiera lo podría notar, no soy la misma de antes. Con Ascher siento más confianza en mí misma.
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Masoquista © (Editando)
ChickLitEl abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o adaptación de esta obra!