Era difícil. Mantenerse calmado cuando lo único que quería hacer era correr, hacia cualquier lugar, un lugar donde pudiera dejar sus pensamientos y sentimientos fluir fácilmente. Sin preocuparse por todo lo que lo rodeaba.
Y dolía.
Porque su hermana estaba en aquella sala de operaciones, teniendo una cirugía por su propia madre. Y no había nadie ahí para él. Su padre estaba en el trabajo, clamando que era demasiado difícil para él simplemente sentarse ahí a esperar. Peyton había asegurado que era mejor no contar con su presencia, viéndose que se ponía de los nervios en situaciones como aquella. Asher se había ido a dejarla a donde sea que tenía que ir.
Y Matt no estaba ahí.
Era su culpa, pero, aun así, lo necesitaba. Y estaba rogando a todos los cielos que él terminara apareciendo, de todas formas.
Pero cuando alzó la vista, al escuchar las suaves pisadas acercándose, repentinamente, no era Matthew quien estaba haciendo su camino hacia él.
Era Asher.
El loco, pero extrañamente refrescante, Asher.
Como había logrado escabullirse bajo su piel sería un eterno misterio para Sam. Como lograba intrigarlo tanto, siempre lo haría preguntarse...
-Sam –su voz interrumpió sus acelerados pensamientos, muy de pronto. Y sintió su corazón saltar en su pecho, cuando recordó que no estaban solos.
Dejó que sus ojos se movieran hacia Aiden, sentado frente a él, algunos asientos más allá. Pero, al parecer, Asher había hablado lo suficientemente bajo como para que solo él lo oyera, viéndose que Aiden seguía con sus ojos fijos en su celular.
Entonces, Sam sintió calor llegando a sus mejillas, cuando se di cuenta de lo perdido que parecía estar, en sus propios pensamientos. Y cuando alzó los ojos hacia Asher, una vez más, intentó con todas sus fuerzas mantenerse sereno. Pero era difícil cuando Asher se lanzaba sin más, cuando de sus sentimientos se trataba.
O de lo que le atraía, en cualquier caso.
Y Sam no podía aceptarlo. Ni siquiera podía aceptar lo que sentía por Matt.
¿Y qué diablos? Se paralizó, cuando procesó lo que había pensado. ¿Por qué estaba dejándose a si mismo pensar de aquella forma?
-Ella va a estar bien –dijo Asher, nuevamente regresándolo a la realidad.
¿Lo estaría, realmente? Sam sabía que estaba en las mejores manos, su madre era considerada una de las mejores neurocirujanas del país. Pero, aun así, uno nunca podía saber cómo cada paciente iba a reaccionar a cada procedimiento. Había infinidad de posibilidades. Él había aprendido aquello en su primer año de medicina.
Y rogó a todos los cielos que Amy se encontrara entre los pacientes que mejor reaccionaban, porque diablos, había posibilidades de que perdería la memoria. O la capacidad de mover sus extremidades. O...
-Eso espero –murmuró, intentando no explorar mucho más como la cirugía podría terminar.
Bajó la vista cuando sintió a Asher tomando asiento a su lado
Y, muy de pronto, Sam sintió como si se tratara de otro Asher. No el que había conocido en aquel Starbucks, no el Asher que andaba tranquilo por la vida, sin algún malestar en mente.
Sonaba como un Asher dispuesto a hacer lo que sea, por hacerlo sentir mejor. Pero aquello no podía ser cierto. ¿O sí?
Silencio los invadió y Asher los sintió moverse a su lado, pero luego vio que dejaba su mano caer en su regazo, aparentemente arrepintiéndose de lo que sea que había pensado hacer.
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Sam (Mayores 2.5°)
RomantikSamuel black. El hijo mayor de Alexander y Emily Black. Tiene 18 años y es un chico que a penas ha salido de la escuela hace un año. Está empezando su carrera: Medicina. Al igual que su madre. Habría elegido Economía, como su padre, si se le hubiera...