Capítulo 5: "Iba a explotar"

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Las cosas se estaban saliendo de control. O al menos así lo sentía Sam. Es decir, ¿cómo no sentirse asi, si ahora su hermana menor estaba en peligro de nuevo y él seguía sin poder quitarse a su mejor amigo de la mente?

Las noticias le habían llegado no mucho después de que su padre lo dejara en la universidad. Y había salido de su clase de una vez en la vida para ir hasta su casa y ver a su hermana menor. Pero ella ya se había encerrado en su habitación y se había negado a salir. Y había sido así por toda la noche.

Sus padres finalmente habían ido a su habitación en algun momento de la noche, pero Sam se había negado a moverse de ahí. Se quedó sentado en el suelo, frente a la puerta de la habitación de Amanda durante toda la madrugada. Se quedó ahí, en parte, porque le daba algo más en que pensar y, porque se negaba a ir a su habitación, donde estaba su celular y en donde muy probablemente había un mensaje de Matthew.

Llevaba algunos días contestándole menos e ignorándolo. Y no podía evitarlo, sentía que era la única forma de sacarlo de su mente. Pero realmente no le estaba sirviendo, porque solo lograba que pensara más en si le seguía escribiendo o no.

Estaba tan malditamente confundido que temía comenzar a decir en voz alta sus pensamientos. Necesitaba hablar, necesitaba decírselo a alguien. Necesitaba dejarlo salir y obtener respuestas. Algo, lo que sea, que lo ayudara a estar más tranquilo.

Escuchó un sonido por las escaleras y se dio de bruces con la mirada de Matthew. Y se sintió como un idiota al recordar que le había dado una llave para la casa hacía mucho tiempo. Hasta ese punto confiaba en él.

Volvió a centrar su vista en la puerta de Amanda y tragó saliva, de pronto sintiéndose excesivamente nervioso.

Sintió a su mejor amigo tomar asiento a su lado, pero siguió sin decir nada. En parte porque no confiaba en si mismo para decir algo coherente en aquel momento y en parte porque no tenía ni la más mínima idea de que decir.

-Estoy intentando entenderte – lo escuchó decir y cerró los ojos, dejando su cabeza caer contra la pared – pero me está resultando malditamente difícil

Sam volvió a tragar saliva, porque parecía que su garganta nunca estaría despejada para dejar salir las palabras.

-Lo siento – murmuró, porque no sabía que más decir

Entonces, finalmente se permitió a si mismo mirar hacía él. Y Matthew tenía sus ojos celestes clavados en los suyos. Mirandolo de aquella manera que tanto lo afectaba.

Abrió su boca, para decir algo más, pero no encontró que decir. Estaba comenzando a acumularse todo. Podía sentirlo. Y estaba perdiéndolo. Iba a explotar. En cualquier momento.

-Está bien – susurró Matthew y de pronto había pasado un brazo por sus hombros, atrayéndolo a él

Y Sam hundió su rostro en el cuello de su mejor amigo, aferrándose a su camiseta. Finalmente estuvo entre sus brazos, rodeando por ellos. En su lugar favorito. Y se dejó ir, porque no podía soportarlo más. No le importaba que su hermana estaba al otro lado. Ni que sus padres podrían bajar en cualquier momento. Sólo le importaba Matthew en ese momento y la forma en que las manos del chico se deslizaban suavemente de arriba abajo por su espalda, tranquilizándolo. Y en como, por momentos, podía sentir los dedos del chico rozando la piel de su cuello. O quizás sólo lo estaba imaginando. De todas formas, era lo único en lo que podía pensar en aquel momento.

Estaba llorando silenciosamente. Mojando la camiseta de Matthew sin poderlo evitar.

Y su mejor amigo seguía susurrando que estaba bien. Porque era lo que él siempre decía. Y lo que siempre lograba calmarlo.

Sam (Mayores 2.5°)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora