Se quedó encerrado en su habitación un par de días. Luego de regresar a su casa, se había dado con la sorpresa de que Matt ya no estaba ahí. Y no sabía si sentirse aliviado al respecto o si su malestar era mucho mayor que aquel alivio.
De todas formas, dos días después, sin una sola llamada de Matt, ni un mensaje, absolutamente nada, no podía evitar sentir que había arruinado absolutamente todo. Perder a su mejor amigo era lo último que quería en el mundo. Y, aun así, lo había empujado tan lejos como pudo.
Hablar con Amanda parecía ser la opción más sensata, en aquel instante. Si bien es cierto, ya había hablado con Peyton, las palabras de su hermana siempre tenían un mayor impacto en él. Y es que, ella veía el mundo, la vida, a las personas, de otro modo. Sam intentaba no pensar demasiado en el hecho de que debía ser a causa de su situación.
Cuando estás tan cerca de cesar de existir en el mundo físico, ves las cosas de otra manera.
Claro que, aquello nunca se lo había dicho a Amanda.
Se abrió paso por entre las pocas personas que había en los pasillos de la clínica, hasta que la habitación permanente de su hermana entró en su punto de visión. Sus padres estaban cada uno en sus respectivos trabajos, así que no creía que fuera a interrumpir alguna visita.
Y si era Aiden, pues que la fuera a visitar después. Y es que, él tenía todas las benditas horas que quisiera, para visitarla. Hasta en las madrugadas podría ir a verla.
Sam abrió la puerta suavemente, por si ella estaba dormida, pero cuando ingresó, lo que vio fue otra cosa.
Asher estaba aferrándose a Amanda como si su vida entera dependiera de ello, su rostro hundido en su cuello y su enorme cuerpo pareciendo tragarse a su hermana menor por completo.
Sonrió ampliamente, porque al parecer, él no era el único que sentía que Amanda era la persona indicada con la que hablar.
-Y yo que pensaba que te gustaban los chicos –dijo y al instante, borró la sonrisa de su rostro, al darse cuenta de que estaba actuando terriblemente fuera de lo normal.
Quizás tuviera algo que ver con la conversación que había tenido con Peyton algunos días atrás. Después de todo, lo había ayudado bastante a sentirse más tranquilo, incluso cuando aún no podía aceptar lo que había sucedido.
Asher se separó de Amanda rápidamente y ambos dirigieron su vista hacia Sam. El chico se puso de pie, pero no se apartó del lado de la camilla. Sam no pudo evitar darse cuenta de la forma en que el rostro de Asher cambió. Un momento parecía estar completamente sumido en los posibles problemas que abarcaban su mente y al siguiente, pareció haber un enorme muro bloqueando sus emociones.
-Es gracioso, porque yo pensaba exactamente lo mismo hasta que besaste a mi hermana –replicó, tranquilamente.
Sam se quedó completamente paralizado. ¿Es que Asher había presenciado aquello? ¿O Peyton se lo había contado? ¿Qué demonios?
Sam vio como los ojos de su hermana menor se abrían como platos, ante las palabras de Asher. Por un instante, no supo bien qué hacer o qué decir. Y luego, extrañamente, se formó una pequeña sonrisa en su rostro. La cual él no tardó en hacer desaparecer, apenas se percató de su presencia.
Sin embargo, claramente lo hizo tarde, porque Asher ya estaba sonriendo ampliamente, como siempre lo hacía, cuando sentía que había ganado o logrado algo.
-Dejando a la gente sin palabras desde tiempos inmemorables –comentó, más para sí que para Amanda y Sam–. Impresionante e insuperable –agregó y se giró hacia Amanda, mostrándole una sonrisa, mientras se inclinaba para dejar un rápido beso en su frente–. Supongo que esa es mi señal para irme, vendré a visitarte alguno de estos días –se despidió, sus ojos aún fijos en ella.
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Sam (Mayores 2.5°)
RomanceSamuel black. El hijo mayor de Alexander y Emily Black. Tiene 18 años y es un chico que a penas ha salido de la escuela hace un año. Está empezando su carrera: Medicina. Al igual que su madre. Habría elegido Economía, como su padre, si se le hubiera...