Los días con el loco de Asher parecían pasarse volando. El chico siempre parecía querer salir y hablar y reír. Arrastraba a Sam a todas aquellas cosas. Pero él no se estaba quejando, realmente. Necesitaba la distracción. Después de todo, era la primera vez que pasaba tanto tiempo sin ver a su mejor amigo. Lo extrañaba, más de lo que creía que pudiese extrañar a alguien.
Quería volver a verlo, tenerlo al menos frente a sí mismo. Poder mirar dentro de sus ojos y sentir como si se perdiese en un mundo diferente, lejos de todo aquello que lo asustaba.
Pero Matt se había ido y luego de dos semanas sin recibir un solo mensaje suyo, podía imaginar que Matt no había estado bromeando. Que Matt realmente acababa de decidir tomar un espacio de ellos, de su amistad.
¿Y si no retornaba?
Aquella idea lo asustaba muchísimo, demasiado. No lo dejaba pensar con claridad y en un abrir y cerrar de ojos siempre terminaba con el celular en la mano, un mensaje escrito y listo para ser enviado. Rogando que regresara a él.
Se prometía a sí mismo que, si Matt regresaba a causa de aquel mensaje, entonces lo aceptaría y finalmente se permitiría sentir lo que sentía.
Claro que, para eso, debía llegar a mandar el mensaje y nunca parecía poder hacerlo.
Sam hundió su rostro en su almohada, soltando un gruñido frustrado, pero lo alzó, cuando escuchó el leve toque en su puerta. Se puso de pie rápidamente, sabiendo que debía tratarse de Amanda, después de todo, había regresado a casa hacía algunos días. Sloan había acordado con ella que seguiría con sus quimioterapias, pero que podría regresar a casa, siempre y cuando se cuidara y siguiera unas reglas al pie de la letra.
Todos estaban trabajando juntos para cuidar de ella.
Mientras se acercaba a su puerta, el timbre de la casa sonó y cuando la abrió ya no había nadie ahí.
Arrugó las cejas, preguntándose quién podría haber ido. Aiden solía visitar a Amanda en las noches, así que no podía tratarse de él. Y Asher no le había escrito, así que no creía que se tratase de él, tampoco.
Sin embargo, cuando llegó al último escalón de la escalera y vio al susodicho ahí, mientras Amanda abría la puerta, no pudo evitar la extraña sensación que se estableció en su pecho. Asher tenía un extraño efecto en él y no lo entendía. No le gustaba del todo sentirlo, porque lo ponía nervioso y nunca sabía que esperar.
Con Matt había sido distinto. Había familiaridad y años de amistad de por medio, lo conocía mejor de lo que cualquier otra persona pudiese conocerlo. Con Matt no había estado preparado, sin embargo.
Sam observó como Asher rodeaba a Amanda con sus enormes brazos.
―¡Te he extrañado tanto mi pequeña Black! ―prácticamente gritó, sonando increíblemente emocionado de verla.
Sam no lo culpaba. Amanda era una chica que todo el mundo quería volver a ver, luego de haberla conocido.
―Y yo a ti ―contestó ella, su voz sonando amortiguada por el polo de Asher, viéndose que estaba hundida entre sus brazos.
―¿Y a mí no me has extrañado? ―preguntó Sam.
Las palabras habían escapado sus labios sin que estuviera preparado para detenerlas. Y es que, con todas las veces que había salido con Asher y él le había dicho que dejase de refrenarse cuando tuviese algo que quisiera decir, prácticamente se había ido acostumbrando a decir las cosas que tenía en mente, sin tener temor por lo que las demás personas pudiesen decir.
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Sam (Mayores 2.5°)
RomanceSamuel black. El hijo mayor de Alexander y Emily Black. Tiene 18 años y es un chico que a penas ha salido de la escuela hace un año. Está empezando su carrera: Medicina. Al igual que su madre. Habría elegido Economía, como su padre, si se le hubiera...