Sam observó las palabras que había escrito en el nuevo mensaje. Una parte de él se sentía nervioso de enviarlo, pero había otra pequeña parte suya que había ganado algo de valor después de la noche anterior.
Se sentía terrible decirlo de aquella manera, pero haber besado a Asher lo había hecho ver las cosas de otra forma. Y es que, después de todo, no había terminado huyendo como siempre parecía hacerlo cuando de su mejor amigo se trataba. Incluso ahora que era un nuevo día —y lamentablemente tenía una resaca impresionante— no se sentía del todo culpable.
No del todo porque sí que había algo de culpabilidad en su pecho y era porque se sentía cómo si hubiese traicionado a su mejor amigo. Claro, Matt y él no eran exactamente una pareja, pero Matthew había dejado claros sus sentimientos antes de irse de viaje y Sam los conocía bastante bien. A pesar de eso había ido y besado a Asher Ferrer. Podía echarle la culpa a sus dudas e incluso decir que era su manera de intentar aceptar el hecho de que —quizás— le gustaban los chicos. Pero él sabía bien que había cometido un error, tanto con Matt como con Ash.
Asher no merecía que jugasen con sus sentimientos de aquella manera, aunque Sam tenía la vaga sospecha de que el chico no era de enamorarse con facilidad. De hecho, hasta dónde él sabía, Ash nunca se había enamorado. Así que no se sentía demasiado preocupado por ese aspecto, aunque eso no quitaba el hecho de que había estado mal.
Matt, por otro lado, iba a regresar y tendrían que hablar al respecto. Sam estaba preparándose para rogar por su perdón porque, fuera de la forma en que fuera, no podía imaginar el resto de su vida sin su mejor amigo. Eso era egoísta, pero no podía evitarlo. Matt era su zona segura, el motivo por el que siempre seguía hacia adelante. Perderlo sería lo peor que podría sucederle.
Sam suspiró y decidió mandar el mensaje de una vez por todas.
Si no regresas, ¿cómo se supone que siga con mi vida?
No era exactamente temprano, pero tampoco hubiese creído que Matt contestaría al instante. Sin embargo, lo hizo, como si hubiese estado ya esperando aquel mensaje.
No te entiendo, Sam. Realmente no lo hago
Sam sintió su corazón acelerarse en su pecho. Sabía que debía ser difícil para su mejor amigo seguir a su lado a pesar de sus sentimientos y la clara manera en que Sam lo confundía. No lo culpaba por estar enfadado, no lo culpaba por haberse ido.
Lo siento mucho Matt
Aguardó con el corazón en una mano a que la respuesta de su mejor amigo llegase. Se demoró un poco, los circulitos indicando que estaba escribiendo aparecían y desaparecían, como si no pudiese decidirse de qué contestar. Sin embargo, no tardó en llegar.
¿Qué es lo que sientes?
No estaba seguro de si aquella era alguna clase de pregunta capciosa. No sabía si guardaba relación con la última respuesta de Sam o si en realidad le estaba preguntando en general qué era lo que sentía. Muchas cosas, Matt. Cosas que no sé si pueda entender. Sin embargo, fue otra cosa lo que le contestó.
Todo
No estaba listo para que entrase aquella llamada, pero cuando el nombre de su mejor amigo apareció en la pantalla de su celular tuvo que calmar los repentinos nervios que se apoderaron de su cuerpo, tomar una profunda respiración y contestar tan tranquilamente como le fue posible.
No fue capaz de hablar, sin embargo, apenas contestó. No hizo falta, de todas formas, Matt no tardó en hablar
—Sam —dijo, voz tan baja y familiar que Sam tuvo que girarse en la cama y hundir el rostro en la almohada. Demonios, quería llorar. No sabía si era a causa de todo el alcohol que había tomado la noche anterior o si era porque realmente extrañaba demasiado a Matt, pero no se sentía capaz de evitarlo—. ¿Vas a contestarme o planeas ignorarme? —la voz de su mejor amigo lo sobresaltó.
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Sam (Mayores 2.5°)
RomanceSamuel black. El hijo mayor de Alexander y Emily Black. Tiene 18 años y es un chico que a penas ha salido de la escuela hace un año. Está empezando su carrera: Medicina. Al igual que su madre. Habría elegido Economía, como su padre, si se le hubiera...