Capítulo 13: "Solo había Matt"

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Su madre le había pedido, más bien rogado, que saliera a distraerse. Que necesitaba aquello, dejar de lado tantos problemas y ser un chico normal de dieciocho años, por una vez en su vida.

Sam había estado por decir que no. Hasta que Matthew entró en la conversación, pasado un brazo sobre su hombro, en un gesto que no debió afectarlo de la manera en que lo había afectado.

-Por supuesto tía Em -dijo Matt, sonriendo ampliamente, como si fuese lo más sencillo de hacer en el mundo. Sam habría querido poder sonreír así, también-. Ya hemos quedado en salir hoy -agregó, su mano golpeando suavemente el hombro de Sam, advirtiéndole que no dijera lo contrario.

Y Sam no lo hizo, porque sabía que ellos estaban cuidando su espalda, queriendo desaparecer los problemas para él, por al menos algunas horas.

-Tenemos una fiesta de reencuentro con algunas personas de la escuela -dijo, recordando vagamente cuando le había llegado aquella notificación de un evento, en su celular.

-Me alegra -dijo su madre, tocando la mejilla de Sam, en un gesto afectivo. Él cerró los ojos un momento, mostrándole una pequeña sonrisa de agradecimiento. Y es que aquellos gestos de su madre solían tranquilizarlo bastante rápido. Claro que, recientemente, no era el único gesto que lograba calmarlo-. Vayan, entonces. Nosotros les avisamos si algo cambia -indicó, dejando un beso en la mejilla de Sam, donde antes había estado su mano.

Tuvo que ponerse de puntillas, para poder llegar ahí y aquello causó que Sam sonriera ampliamente. Él había sacado la altura de su padre, Amy se había quedado con la mitad de uno y la mitad del otro. No era muy baja, pero tampoco era demasiado alta.

-Hasta luego tía Em -se despidió Matt, inclinándose para dejar un beso en la mejilla de su madre y luego, palmeando la espalda de Sam, indicó con un gesto de su cabeza, para que se dirigieran a la salida de la clínica.

Sam lo siguió, una parte de él temeroso por la posible conversación que pudiesen tener y la otra bastante curiosa con respecto a lo que hablarían.

Se mordió el interior de la mejilla, en un intento por mantenerse concentrado en el ligero dolor que aquello le provocaba y no pensar demasiado en la larga noche que debía esperarles.

Sam observó como Matthew estiraba la mano, para tomar el primer taxi que se cruzó en su camino. Solía ser así. Sam dejaba que Matt se encargara y prefería simplemente mirarlo. Y es que, aquellas eran las pocas ocasiones en que podía realmente mirarlo, sin que este pudiera percatarse.

Después de todo, Matthew parecía tener sus ojos fijos en él, cada bendito segundo que estaban juntos.

No le molestaba, realmente. De hecho, lograba hacerlo sentir nervioso y causaba una extraña emoción en su pecho. Claro que, aquello nunca se lo diría a nadie.

Sam se subió al taxi, cuando este accedió a llevarlos a su destino y no se movió, cuando sintió a Matthew sentarse a su lado. Sabía de sobra que, por voluntad propia, se había sentado en el centro de asiento trasero y Matt, al entrar, se había sentado exactamente a su lado. Tan cerca que, su rodilla rozaba la de Sam, con cada bache que pasaba el auto. Tan cerca que, sus hombros se tocaban. Tan cerca que, si cerraba los ojos, casi podría imaginar que estaban solos y que podía permitirse a sí mismo sentir todo lo que tan desesperadamente sentía.

Pero no era así.

Aun así, no se movió. Ni siquiera cuando sintió a Matthew acomodarse mejor en el asiento, deslizándose un tanto más abajo y apoyándose ligeramente en él.

Sam miró por la ventana que estaba a su lado izquierdo, en un intento por apartar su atención de Matthew. Sabía que él mismo estaba forzando la situación, pero era porque simplemente no podía evitarlo. Mientras ninguno de los dos dijera nada, podría mantenerse metido en su pequeña burbuja protegida.

Sam (Mayores 2.5°)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora