Capítulo 4

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El chico no se había dado cuenta de su presencia asta ese instante.

Santo miro el reloj y vio que ya era muy tarde. ¡Vaya que rápido han pasado las horas! Siru pareció darse cuenta de su expresión, así que les dijo a todos que era mejor que se fuesen a sus respectivas casas para poder descansar, puesto que mañana seria un día muy duro para todos.

Mireia se acerco a Santo, y le propuso que durmiese esa noche con ella. A Santo le gustaba Mireia, así que acepto sin pensarlo dos veces. Se despidió de sus amigos y ambos se precipitaron hacia la puerta de salida. Antes de salir Santo le dedicó una ultima mirada a aquella sala que parecía sacada de un mundo paralelo, con Mireia cogida de su brazo salieron al exterior. Fuera ya era de noche, la luna bañaba toda la noche. Mientras que ellos se camuflaban entre la oscuridad. Comenzaron a charlar, pero hablaban en pequeños susurros. En poco tiempo llegaron a casa de Mireia. El porche esta iluminado con una tenue luz. Se precipitaron hacia la puerta y entraron por ella. El pasillo daba a las escaleras que llevaban a la parte de arriba, a la derecha estaba el salón, decorado con unos colores un tanto místicos, pero era una combinación de colores fantástica. A Santo no le sorprendió nada tan buen gusto para decorar, sobre todo por que conocía muy bien a Mireia y lo raro hubiese sido que la estancia fuese sosa. A la izquierda estaba la cocina con unos muebles modernos y de colores vivos. Tenían pensado ver alguna peli mientras tomaban algo, pero estaban muy cansados, así que decidieron irse directamente a dormir. Mañana era sábado y tendrían tiempo suficiente para hablar de todo lo que quisieran.

Subieron las escaleras y se introdujeron en la primera habitación de la derecha. Era su habitación. ¡Tenia la misma decoración que el local de que no hacia tanto acababan de  salir! Era todo prácticamente igual. De repente Santo calló en la cuenta de que no tenía ningún pijama para dormir.

– Mireia, como no sabia que el día iba a acabar así, no me he traído ninguna ropa.- le explicó Santo

– No tienes de que preocuparte, pues yo si sabia como iba a acabar el día.- se acerco al armario y saco de él una ropa que le tendió al chico.- Ten, póntela.

– Vaya, creo que es mejor no preguntar como fue que lo sabias.- cogió la ropa que le había tendido Mireia, y la puso en la cama. Empezó a quitarse la camiseta y el chaleco.

– Bueno yo voy ha cambiarme en la habitación de al lado, vuelvo enseguida.- cuando estaba apunto de salir por la puerta Santo la detuvo.

–Espera, ¿por que no te cambias conmigo?.- le dedicó una sonrisa de complejidad.

– No, si quieres algo más que amistad vas a tener que currartelo.- con un guiño de ojo salio de la habitación.

– “Vaya”.- pensó Santo.- “ ¿Como se ha dado cuenta de que esa era mi intención.? Bueno eso no es lo importante, lo importante es que ella siente lo mismo por mi.”

Mireia entró en la habitación sacando a Santo de su pensamiento.

– ¿Y esa cara de tonto?.- le preguntó al chico.

– ¿Eh? No, nada, solo estaba pensando en lo que me habías dicho antes. ¿ A que te referías?

–Vaya quizás me haya equivocada, creía que te gustaba. Perdona abra sido una confusión.- se excusó Mireia que se estaba empezando a poner un poco roja.

–De confusión nada, tienes toda la razón del mundo; me gustas. Pero no sabía y debía decírtelo.- se acerco a la chica y le pasó el brazo por encima y le dio un beso en la mejilla. Ella se giro hacia él, se acerco un poco, y le dio un beso en los labios; largo y profundo. Al terminar de besarse, se separaron con una mirada de vergüenza.

– Creo que deberíamos echarnos a dormir. Mañana sera un día muy largo, y debes estar descansado.

– Pero ¿no me vas a decir nada del beso?.- preguntó intentado que no se le notase en la voz lo nervioso que estaba.

–No seas impaciente, mañana te diré algo; pero si me conoces tanto como dices seguro que sabes lo que te voy ,a decir.

No pronunció ninguna palabra más, se metio en la cama y se puso a dormir. Santo se quedo unos segundo en trance, pero cuando salio de su mundo, también se metio en la cama con ella. Se abrazaron. Y así se quedaron dormidos

Secreto de clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora