La entrada de la cueva estaba parcialmente iluminada por los rayos de luz que deja pasar las primeras horas de la mañana. Pero el interior permanecía a oscuras. Los jóvenes habían pasado toda la noche, o al menos gran parte de ella, escalando la montaña para llegar a esa grieta en la cual se encontraban. Preguntándose si sería buena idea precipitarse hacia el interior. El viento les golpeó las espaldas, como una respuesta muda a aquella pregunta no formulada por ninguno. Los chicos cruzaron una mirada llena de sentimientos ocultos y se adentraron a la oscuridad. Anduvieron caminando durante un buen rato, hasta que ya no fueron capaces de ver más allá de sus propias narices. En ese momento se detuvieron, pensando que no podrían seguir avanzando si no encontraban alguna forma de iluminar aquella estancia. En el momento que estos pensamientos rondaban su cabeza, escucharon un rugido. El eco que producá hacía que fuese imposible el saber de dónde procedía. No se podría decir con exactitud quién de los dos se acercó al otro para abrazarle, pero la realidad es que ambos estaban muy juntos, intentando protegerse de ese ser que les amenazaba desde las sombras. Respiranron un par de segundo, pues sin darse cuenta, había estado todo el rato manteniendo la respiración. El aire salía pesadamente de su cuerpo, como si él también tuviera miedo a salir al exterior. Entonces escucharon unos pasos, como de zarpas aproximandose hacia ellos. Se giraron en la dirección de la cual creian que procedían. Pero seguian sin ver nada. Por fin Rears paració tener un poco de cordura y creó una pequeña llama de su mano, lo suficiente para porder ver a su alrededor, sin temer por echar a arder en cualquier momento. Y cuando la luz invadió aquella parte de la cueva, se quedaron sin aliento al ver lo que les había estado haciendo temblar hasta hace unos instentes.
Ante ellos se exponía una especie de lobo. Y digo especie porque era demasiado pequeña para tratarse de un lobo, pero su tamaño y sus rasgos eran imposibles que fuesen de un perro normal. Nany fue la primera en echarse a reir ante aquella imagen. Pero la risa le duró poco a la chica, pues al parecer el animal no aceptaba que se burlaran de su aspecto. Le dedicó un gruñido y acto seguido enseñó uno de sus colmillos. Demasiado grandes para ser de un perro. Sin embargo esto no amedrantó a la chica, que pese a la amenaza se acercó un par de pasos más hacia la extraña bestia. Justo cuando se encontraba solo a un par de pasos de ella, echó la rodilla al suelo, poniendose más o menos a la altura del animal. Y este dejó de gruñir, bajó la mirada y aceptó su presencia con un poco de recelo. Seguramente no estaba acostumbrado a encontrarse con dos humanos merodeando su cueva.
-Conseguirás que te mate.-dijo Rears desde atrás con un tono de desprecio.
-Calla, imbecil. No ves que en el fondo es solo una cria.-el animal se habia echado en el suelo y estaba dejando que la joven le acariciara el cabello.
-¿Una cria? Pues no quiero ni ver a la madre. Tiene que ser una monería.-su tono sarcástico hizo que Nany soltase una risa. El animal, que parecía entender toda la conversación, dedicó una mirada graciosa al chico que lo observaba todo a una prudenciál distancia, y bostezó para él.
Los tres se quedaron así un rato. En silencio, estudiándose mutuamente. Como para ver si él uno era digno de la compañía del otro. Nany pudo obserbar que aquel animal era hembra, o al menos eso espereba, nunca había visto nada como él para estar seguro de su sexo. También observó que su pelaje aparentemente color tierra tenia ramas blancas decorando su pelaje, el morro del animal también era blanco, y su hocico ligeramente rosado. El tamaño del animal podría ser igual al de un pony. Sus zarpas era fuertes y afiladas. La chica podría asegurar que sería capaz de destrozar un arbol con ellas. Por lo demás no tenia muchos aspectos que destacar. Sus ojos eran marrones y expresivos, pero sobretodo, cargados de inteligencia. Parecía estudiar cada cosa que sucedía a su alrededor. Pero eso no parecío sorprenderse cuando un terremoto azotó la cueva. Sin embargo, nuestra pareja si se asustó. Pensaban que el techo se les vendría encima, pero al observar la tranquilidad que tenia su nueva compañera, se les quitó parte del miedo.
-No es por molestar, pero, ¿recuerdas que habíamos venido aqui en busca de Santo?.
-Ah, si.-soltó un suspiro y se puso en pie.-¿Dónde podrá estar?.-miró al animal interrogante y vió como esta se incorporaba.-¿No sabrás por casualidad dónde está?.
-No te haces una idea de lo estúpida que acabas de sonar al preguntarle eso al bicho. Claro, seguro que él sabe dónde lo tienen y nos va a guiar hasta él.-comenzó a reirse a carcajadas mientras Nany le acuchillaba con su mirada. Sin embargo, su compañera de cuatro patas, como toda respuesta, comenzó a andar por un pasillo escondido en la pared.
-¿Quién suena ahora estúpido?.-la chica se burló de él y le dió una colleja, acto seguido comenzó a andar trás ella.-Ah, y no es un bicho, se llama Sayu.-no se volvió para decir esto último.
-Perfecto, lo que me faltaba, otra perra más a la que soportar.-dijo en un susurro y comenzó a andar tras la chica y Sayu.
-Rears, la proxima vez que digas un comentario asi... le digo que te coma para merendar.-sonaba más como broma que como amenaza, pero de todas formas, el chico no volvió a bromear con el tema.
Anduvieron durante un rato, hasta que otro terremoto volvió a sacudir la cueva. Estaba vez había sido más fuerte. O quizás más cerca. Entonces el animal se detuvo delante de una pared y ladró dos veces.
-Perfecto, encontramos a Santo.-se acercó a la pared y empezó a abrazarla.-Cuanto te he echado de menos, amigo mio.-dijo con finjida emoción.
-¿Rears?¿Eres tú?.-una voz sonó con fuerza tras la pared de piedras.
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Secreto de clanes.
FantasyEs una historia que crea un mundo donde más de uno quisiéramos vivir. Deja volar la imaginación y conviértete en uno de los personajes. Con ellos podrás sentir el poder del amor, la amistad y la traición.