Capítulo 8.

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–  Pero ¿tú de donde sales?.- preguntó Santo que se había quedado impresionado.

– He estado todo el tiempo aquí, pero como estabais en vuestro mundo no me habéis visto.- se dirijo a Rears y Mireia.- Vosotros deberíais iros.- los chicos asintieron y emprendieron el regreso al “aparcamiento”.

– Bueno, y ¿por donde vamos a empezar?.- soltó, sin preocuparse de disimular su mala gana a que alguien le enseñarse a él como se debe luchar.

– Comprendo que no te hace gracia todo esto, pero las normas, y las habilidades son muy distintas las que tu estas acostumbrado.- explicó al chico, pues Siru había notado su tono de ironía.

“La verdad es que Siru me cae bien, parece muy maduro y no se como lo hace, pero siempre esta donde menos te lo esperas”.Pensó Santo. “Aunque hay veces que es un poco raro. Pero eso es lo de menos, lo importante es de que me alegro de que si hay alguien que me tenga que hacer quedar mal sea él.”

– Empezaremos por ver que habilidades tienes ya aprendidas sin saberlo.- dicho esto cogió varias espadas que tenia a su izquierda y se las tiro; el chico puso sus dos manos en la cara para protegerse del impacto, pero para su sorpresa no recibió ningún golpe. Cuando abrió los ojos, pudo observar que las armas que hace unos segundos Siru le había tirado estaban allí, congeladas, levitando en el aire.- Lo que me imaginaba, tienes el don de la congelación ya aprendido.

– Y ¿de que sirve esto.?- al bajar las manos, dos de las espadas se posaron en ellas; y las otras dos cayeron al suelo, haciendo un gran estruendo.

– Ahora lo veras; lánzalas había mi.- le ordeno Siru.

Santo izo lo que le había pedido, le lanzo primero una que el hombre la cogió pasando el brazo por su cara antes de que llegase a chocar; luego le tiro la otra, e izo la misma operación.

– Como veras, pues eres listo, puede servirte de mucho, entre otras cosas para defenderte si tu adversario de lanza objetos; y no solo sirve con las armas; en el caso de que te echasen arena, barro o algo de eso, también puedes congelarlo; e incluso con un poco más de practica podrás detener golpes que te intenten dar con los puños o las piernas.

–Eso esta bien, pero¿ y si me lo hacen a mi; y me congelan?

– Para eso esta el poder del fuego, pero eso lo aprenderás más adelante, primero debemos terminar la clase de hoy.- especifico Siru. - Bien una vez aclarado tu duda vamos a pasar a la siguiente fase. Voy a llamar a Nany para que ella te haga un demostración.- dicho esto salio corriendo y bajo por las escaleras a una gran velocidad; en menos de medio minuto estaba allí con la chica.- Nany va a correr lo más rápido que pueda y tu deberás relántizarla. ¿Lo has entendido?.- pregunto Siru al joven para estar seguro de que lo comprendía.

–Por supuesto;- se dirijo a Nany- empieza a correr cuando quieras.

Dicho esto la chica obedeció, se movía tan rápido que no se le podía ver; pero ese no era un problema para Santo. Concentró la mirada en un lugar de aquel sitio, donde, aparentemente, no había nada. Pero de repente se empezó a vislumbrar algo. ¡Era Nany! ¡Si, Santo había conseguido detener a la chica! El chico esperaba que estuviese destrozada después de lo mucho que había corrido, pero se equivocaba, pues ella estaba tan relajada como al principio.

– Muy bien hecho.- Nany se acerco a él y le poso la mano en su hombro.- no esperaba que fueses capaz de lograrlo.

–Gracias por tu apoyo.- contesto en un tono sarcástico Santo.

– Ella es así, te iras acostumbrando.- le indico Siru.- lo mejor es que no le des importancia a sus criticas.- le aconsejo.- la próxima lección no te la daré yo.- se giro hacia Nany.- si no ella, pues te deberá enseñar a correr tan rápido como acabas de ver. ¿Crees que seras capaz?- le desafío con la mirada.

– Por supuesto que si.

– Entonces solo debo desearte suerte, no solo por el reto que supone aprender algo tan complicado como es la súper-velocidad, si no más bien por tener que convivir 24 horas con ella.- le dedico una sonrisa a la chica, antes de girarse hacia Santo.

– Oye, una pregunta, ¿por que se debe pasar un día entero con la persona que va a ser tu tutora?

–Para que veas como es esa persona que, entre otras cosas, para que la aguantes más cuando te este dando clase.- dicho esto salio por el mismo lugar por donde ellos habían entrado.

–Bueno, ya es muy tarde.- miro al cielo que se había oscurecido dejando sitio para la luna y las estrellas.- deberíamos irnos ya a mi casa para descansar.

–Si tienes razón.- ambos bajaron las escaleras y se subieron a un ferrari enzo de color gris plateado.

El trayecto hacia su casa se le hizo muy familiar. Normal, se dirigían a casa de Mireia.

     – ¿Por que paramos aquí?.- pregunto Santo que no salia de su asombro.

     – Creo que prefieres dormir con ella. Además, le tienes que responder a una pregunta que te hizo esta tarde.- le dedico una sonrisa cariñosa.- Elije bien lo que le dices, ella lo va a aceptar, no lo dudes.- le invito a salir del coche, pero antes se despidió de el con un beso en la mejilla.

Observo durante un instante como el coche se separaba de la acera y se camuflaba con la oscuridad. Se acerco a la puerta de la casa y la golpeo para llamar, le abrió Mireia, con una sonrisa de oreja a oreja.

     –  Ahora eres tu quien me debes una explicación.- le dijo la chica tomándole de la mano e invitándole a entrar.

Secreto de clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora