Capítulo 9.

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–Creo que ya es muy tarde, deberíamos descansar.- le dijo el chico intentando escaparse de la respuesta.

–No es tan tarde. Además tenemos que cenar, así que me lo puedes decir mientras cenamos.- le introdujo en el comedor y allí se acomodo en una silla; la mesa estaba puesta de una manera muy cuidadosa.

– Si así lo prefieres, te lo diré.- no sabía que responderle.- como antes te iba diciendo... me gustaría que fuésemos algo más que amigos, pero tengo miedo a perder la amistad contigo. Así que en verdad no sé muy bien lo que quiero.

– Mira en tu corazón y dime que sientes.- se acerco a él y le beso. Se besaron mutuamente.

–Deberíamos intentarlo.- después de ese beso lo tenía muy claro, le gustaba mucho.

Después de cenar estuvieron viendo la película de “Soy leyenda” y luego, se fueron a dormir.

A la mañana siguiente Nany tocó temprano a casa de Mireia. Pues ella y Santo tendrían que pasar el día juntos si quería aprender algo.

–  Vamos ya flojo que tenemos mucho que hacer hoy.- le dijo Nany dándole una palmada cariñosa en la espalda.

– Ya voy, ya voy; no me metas tanta prisa que el día es muy largo.- cogió una mochila con un poco de ropa y salió de la casa.- ¿A dónde vamos a ir?

–  A correr por supuesto, como si no vas a poder ser tan bueno como yo.- dijo sin demostrar demasiada modestia.

– Hasta ahí llego pero pregunto por donde vamos a ir a correr.- le respondió con la misma soberbia que ella.

–Iremos al bosque, no hay mejor lugar para entrenarse que entre la naturaleza. Conociéndote seguro que te gusta. - le guiño el ojo y le indicó que se subiera al coche.

Santo le dedico una última mirada a la casa de Mireia y con un suspiro le metió en el Ferrari Enzo y se acomodo en el asiento del copiloto. El trayecto hacia el bosque fue largo, pues ellos vivían cerca de la costa. Transcurrió rápido, al principio no hablaban cada uno estaba en su mundo, pero una vez despejados comenzaron a conversar. Se contaron algunas anécdotas y recordaron viejos amores.

“Parecía una chica estupenda, seguro que siempre tenía razones para sonreír, era un poco cansina y siempre se estaba metiendo con él, pero aun así le encantaba pasar el tiempo con ella. Le caía muy bien y esperaba que llegase a ser su mejor amiga.”

- Ya hemos llegado.- aparcó el coche bajo unos altos pinos y ambos salieron del auto.- ¿Es bonito verdad?

-Lo cierto es que si, esto es genial, pero veo demasiados arboles como para alcanzar tan alta velocidad.- señalo al grupo de arboles que más cerca le pillaban y luego se giro hacia Nany.- No sé si ha sido buena idea venir aquí para entrenar.

- Tú solo confía en mí, que para algo yo soy la maestra.- fue hacia el maletero del coche. Para ser tan lujoso la parte trasera era verdaderamente estrecha. Ten tus zapatillas, póntelas.- Le dijo tirándole una bolsa de deporte que Santo se había traído.

No dijo nada, simplemente asintió con la cabeza y la obedeció con buena cara.

-Empezaremos con algo sencillo, yo iré delante y tú deberás seguir mi ritmo, esquivando los arboles, claro. ¿Crees que serás capaz?

-Intenta sorprenderme.- con esta última frase, la chica comenzó a correr y Santo detrás suya.

Al principio no le costaba gran cosa seguir su ritmo, pero cada vez iba subiendo la velocidad y a él le costaba más esquivar los arboles que se cruzaban en su camino; pero no se iba a quedar atrás; no, ni mucho menos. Al poco tiempo empezó a sentir que sus piernas iban más rápido de lo que estaba acostumbrado, que su mente solo se encargaba de visualizar las cosas que tenía a su alrededor y que su tren inferior iba por otra parte.

- Nany, ¿qué me está pasando?, es como si no pudiese dirigir a mis piernas.- dijo el chico con un tono de miedo en la voz. Pero cuando intento ver a la joven, pudo observar que ya iba tan rápido como aquel día en Montsegurt. ”Estoy corriendo a la misma velocidad que ella, lo he conseguido, he dominado la super velocidad, y todo gracias a Nany, si no fuera por lo mucho que me ha picado diciéndome que lo no conseguiría de seguro no lo hubiese logrado".

Estuvieron un rato mas corriendo; echando carreras; esquivando arboles; yendo de un lado a otro a la velocidad de la luz. Aquello era estupendo.

Cuando empezó a anochecer volvieron al coche. La conversación de vuelta era de lo más animada. Santo no salía de su asombro y Nany se lo pasaba muy bien viendo alucinar al chico. El trayecto se le hizo muy corto. Santo disfrutaba muchísimo de su compañía y de seguro le hubiese gustado estar un rato mas hablando con ella. Pero ya era muy tarde y mañana tenia instituto. “Otra vez a la aburrida rutina”. Pensó el chico.” Lo único que me anima es saber que voy a pasar las 24 horas con Mireia y gran parte del día con mis nuevos amigos. Pero no me gusta la idea de tener que estar 5 interminables días sin aprender ningún otro don… se me va a hacer la semana larguísima, espero poder sobrevivir”.

Pero lo que él no sabía es que una sombra de muerte estaba acechándole y que cuando menos lo esperara y va a quitarle la vida a su ser más querido. 

Secreto de clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora