Cogí todo lo necesario. Aunque a decir verdad, no tenía ni idea de a lo que nos íbamos a enfrentar.
Mover cielo y tierra para "salvar" a una persona solo porque había soñado que estaba en peligro. Típico de mi. Pero a fin de cuentas amaba a esa chica. Y hubiese dado mil veces mi vida para salvar la suya. Pero, ¿y si Anikomory tenía razón y todo esto es una estratagema para matarnos? No lo sabía. Ambas cosas podrían ser ciertas. Podrían. Sólo me quedaba confiar en un sueño. !En un puñetero sueño!
Me dirigí hacia la puerta y eché un último vistazo a la habitación antes de salir. Tenía la sensación de que me dejaba algo. Escuché las voces del resto del grupo llendo de un lado para otro. Al parecer todos habían decidido seguirme en mi "misión de rescate". Todos menos el gemelo. No le culpo. Debe tener las mismas ganas de ver a Mireia como yo de ver a mi estúpido padre.
Bajé hacia el comedor, donde me encontré a Siru y a Anikomory. No parecían muy contentos.
-Santo... espero que sepas lo que haces.-era Siru quien hablaba, tenía un cigarro en la mano y estaba sentado en el sofá. No recuerdo haberle visto antes fumar.
-No sabe lo que hace.- la chica me dedicó una mirada de odio.- se está dejando mover por sus estúpidos sentimientos hacia esa asesina.
-Vuelve a decir eso y yo también me convertiré en un asesino.- apreté con fuerza los nudillos, estaba dispuesto a saltar encina de ella y borrarle esa asquerosa sonrisa.
-Vamos, ¿o vais a seguir discutiendo como críos chicos?.-Nany estaba en la puerta, seguida del resto del grupo.- Santo, tú dices para donde vamos.
-Si.-me eché la mochila al hombro, abrí la puerta y me dirigí hacia el bosque.
Nadie pronunció una sola palabra durante todo el camino. Todos caminaban en silencio y alerta. A fin de cuentas nos íbamos a adentrar en el campamento de Los Cobras, podrían estar vigilando y atacarles en cualquier momento. Aquella idea había sido un completo suicidio.
-Alto.- alzé mi brazo para que todos se detuvieran y me paré al lado de un gran roble. Igual al de mi sueño.- Estamos muy cerca ya. Deberíamos acampar aquí. Llevamos muchas horas andando, necesitamos descansar.
Todos asintieron con la cabeza y se desplegaron. En menos de 10 minutos es campamento provisional estaba montado. -Yo aré la primera guardia.- la verdad es que no tenía muchas ganas de dormir.
-No, tú deberías descansar. Aún estás débil.-era Anikomory la que me aconsejó aquello.- Yo la haré, junto con Siru.
-Vaya, ¿ahora te preocupas por mi?.-mi voz sonaba arrogante.- Pues lo siento mucho, pero no me da la gana descansar, estoy divinamente y voy a quedarme vigilando. Punto.
-Yo... Bueno, al menos déjame hacerla contigo.-se agarró a mi brazo en plan suplica.
-Has lo que te de la gana.-me zafé de ella y le dediqué un "linda" mirada de asco y desprecio.
Pasamos varias horas sumidos en la oscuridad sin más movimiento que el de las hojas al ser mecidas por el viento y sin más sonido que el de nuestra propia respiración.
-Santo, yo...-la chica me había cogido la mano y obligado a detener mi avance.-Siento lo que dije antes en la casa. No pienso que seas estúpido, ni que Mireia sea una asesina. Sólo que...-agachó la cabeza. Si no fuese por la poca luz que había, juraría que se había sonrojado.
-¿Sólo qué...?.-le di un pequeño apretón y le dediqué, por primera vez en toda la noche, una mirada de ternura.
-Estoy celosa.-alzó la cabeza y me miró directamente a los ojos, mientras con sus brazos rodeaba mi cuello.-Ojalá sintieras algo por mi. Santo, tú me gustas muchísimo.- se acercó a mi y depositó un suave beso en mis labios.
Me había quedado helado, no podía reaccionar. Demasiados datos en el mismo día. Pero justo cuando iba a mencionar palabra, sentí una afilada hoja en mi cuello.
-Y por eso siento tanto el hacerte esto.-se alejó unos pasos de mi y agachó la cabeza. -Yo que tú, no haría tonterías. Tú vida no me interesa lo más mínimo.-era la voz de un hombre. Una voz conocida.
-¿Qué quieres de mi?.-aunque tenía miedo por mi, no iba a permitir que mi voz temblara ante aquel cobarde que me atacaba por la espalda.
-Mayormente, tu vida.-hundió más el cuchillo en mi cuello.-¿Últimas palabras?
ESTÁS LEYENDO
Secreto de clanes.
FantasiEs una historia que crea un mundo donde más de uno quisiéramos vivir. Deja volar la imaginación y conviértete en uno de los personajes. Con ellos podrás sentir el poder del amor, la amistad y la traición.