Decir que me encontraba neurótica sería una exageración, pues traté de actuar con la mayor tranquilidad y no me costó demasiado, pero ciertamente, mi cerebro se estaba fundiendo en mi cráneo con la más reciente noticia. Y todos los signos de fatiga se habían catapultado fuera de mi cuerpo. Desde la noche anterior, una resignación se había instalado en mí, ya no tenía ganas de negar lo que sucedía ni dejarme abrumar por ello. Ya lo había aceptado, pero cada nueva noticia me pulverizaba un poco más para no permitirme luchar contra lo que no podía cambiar. Dentro de todo, me permití estar confundida. Le di paso al desconcierto mientras intentaba pensar.
¿Qué demonios estaba pasando? ¿Y por qué el hermano de Jared me veía como si yo tuviera la culpa?
―No, la verdad no sé dónde se encuentra Jared ―dije solemnemente, al tiempo que sostenía la puerta entrecerrada para no darle mayor acceso a Caleb. No tenía mucho que hacer allí, de todas formas.
―Ustedes estaban juntos anoche, ¿cierto? ―asentí―. ¿Qué sucedió?
Hice una mueca de disgusto ante el recuerdo, pero enseguida lo encubrí con un ceño fruncido al insignificante detalle de haber pasado más tiempo con Trent que con Jared.
―No mucho, la verdad.
Él se quedó en silencio unos instantes antes de dar un paso más cerca de mí. Yo retrocedí, encontrándome con la puerta cerrada y golpeando mi espalda haciéndome parecer seguramente un animal acorralado.
―¿Qué no estás diciéndome? ―murmuró con tono de advertencia.
―Nada. Solo... ¿Qué haces aquí y por qué no lo estás buscando a él?
―Porque si algo ocurrió anoche y él no solventó el asunto ―oh, así que él también lo llamaba así―, habrá querido hacerlo hoy. Y créeme cuando te digo que no lucía contento, lo que podría traer feísimas consecuencias.
Hizo una pausa, esperando que yo revelara algo. Como no lo hice, él continuó.
―Como su muerte ―agregó al ver que no cooperaría tan rápidamente. Mi voluntad férrea es algo de lo que podía alardear con facilidad, pero ante su advertencia, me sentí estúpida y con la necesidad de contárselo todo.
Él podría hacer algo para encontrar a Jared. ¿Yo? No mucho.
―¿Has intentado llamarlo? ―pregunté, ganando un poco de tiempo.
―Fue lo primero que hice ―respondió poniendo los ojos en blanco. Claro que lo ha hecho, so tarada.
―Espera un segundo ―dije con rapidez antes de adentrarme al apartamento y buscar mi teléfono. No estaba muerto, pero tenía apenas cinco por ciento de batería, lo que alcanzaría para una llamada como mucho.
Sin molestarme en revisar nada, llamé a Jared mientras salía de nuevo al encuentro de Caleb. No sabía por qué debía intentarlo a pesar de que su hermano había fallado en esa opción, pero no podía perder las esperanzas.
Una vez.
Dos veces.
Tres veces.
Seis veces y mi teléfono estaba al borde. Caleb me miraba con curiosidad.
―Nada ―dije, dándome por vencida.
―No me digas.
Suspiré, ponderando mis opciones. Definitivamente tenía que decírselo, pero, ¿y si Jared no planeaba contárselo a su familia? Ellos debían saber más que yo. No podía pensar claramente con la idea de Jared matando gente y lanzándose a una muerte segura en ese preciso instante. Pero lo que me inquietaba era que, si él había solventado el asunto, yo no sabía qué más podría estar haciendo, a quién más podría estar buscando. Él había matado al tipo, ¿no? Entonces, ¿qué más podría querer hacer? Algo no cuadraba.
ESTÁS LEYENDO
Línea de Fuego
ActionTras algunos años llevando una vida corriente en la ciudad de New York, Anabelle vuelve a toparse con unos de sus ex compañeros de la secundaria en una extraordinaria circunstancia. Dando por supuesto que se trata solo de una coincidencia y consider...