Facción antes que Sangre - Vkook

Capítulo 19

— ¿Qué?

— ¿Cómo has hecho eso?

— ¿El qué?

— Romper el cristal.

— No lo sé.

V por fin me ofrece una mano, así que paso las piernas al lateral del sillón y, cuando me levanto, veo que puedo mantener el equilibrio y que estoy tranquilo.

Él suspira y me sujeta por el codo, medio llevándome, medio arrastrándome al exterior de la sala. Caminamos deprisa por el pasillo, pero me paro y aparto el brazo. Se me queda mirando sin decir nada, no me dará la información si no se la pido.

— ¿Qué? — exijo saber.

— Eres divergente — contesta.

Me quedo mirándolo y noto que el miedo me recorre por completo. Lo sabe, ¿cómo lo sabe? Debo de haber dicho o hecho algo malo.

Tendría que actuar como si nada. Me echo atrás, apoyo los hombros en la pared y respondo:

— ¿Qué es divergente?

— No eres estúpido, lo sabes. — responde — Lo sospeché la última vez, pero esta vez resulta obvio. Manipulaste la simulación, eres divergente. Aunque borraré la grabación, si no quieres acabar muerto en el abismo, ¡tienes que encontrar la manera de ocultarlo durante las simulaciones! Ahora, si me disculpas...

Vuelve a la habitación y cierra de un portazo. Noto el corazón en la garganta. He manipulado la simulación, he roto el cristal, no sabía que era un acto de divergencia.

¿Cómo lo sabía él?

Me aparto de la pared y sigo andando por el pasillo. Necesito respuestas y sé quién las tiene. Voy derecho al estudio de tatuaje en el que vi a G-Dragon por última vez.

No hay mucha gente fuera, casi todos están trabajando o en clase. Hay tres personas en el estudio: el otro tatuador, que está dibujando un león en el brazo de otro hombre, y G-Dragon, que tiene una pila de papeles en el mostrador. Levanta la mirada cuando entro.

— Hola Jungkook. — me saluda, y mira al otro tatuador, que no nos presta atención — Vamos atrás.

Lo sigo a través de una cortina que separa las dos habitaciones. En el otro cuarto hay unas sillas, agujas de recambio para tatuar, tinta, cuadernos de papel y dibujos enmarcados. G-Dragon cierra las cortinas y se sienta en una de las sillas. Me siento al lado y me empujo la mejilla con la lengua.

— ¿Qué pasa? — pregunta — ¿Cómo van las simulaciones?

— Muy bien — respondo, asintiendo varias veces con la cabeza — Demasiado bien, al parecer.

— Ah.

— Por favor, ayúdame a entenderlo — digo en voz baja — ¿Qué significa ser...? — pregunto, vacilante; no debería decirlo, no aquí — ¿Qué demonios soy?, ¿Qué tiene que ver con las simulaciones?

La actitud de G-Dragon cambia, se reclina, cruza los brazos y se vuelve más cauteloso.

— Entre otras cosas, eres... alguien que, cuando está en una simulación, es consciente de que lo que experimenta no es real —responde—. Alguien que puede manipularla o incluso pararla. Y también... — añade, echándose hacia delante para mirarme a los ojos — Alguien que, por estar en Osadía  tiende a morir.

Noto un peso en el pecho. La tensión crece en mi interior hasta que no puedo soportarlo más, tengo que llorar, gritar o... Dejo escapar una risa sin alegría que acaba casi al empezar y digo: