Facción antes que Sangre - Vkook

Capítulo 37

Me agarra por el pelo y tira de mí. Yo echo la mano atrás y me aferro a su muñeca, pero es demasiado fuerte y me doy con la frente en la pared. Tae tiene que estar ahí, en alguna parte.

— Taehyung — lo llamo.

¿Ha vacilado su mano? Me retuerzo para darle una patada y acierto con el talón en su pierna. Cuando mi pelo se le escurre entre los dedos, me tiro por la pistola y agarro el frío metal con la punta de los dedos. Me pongo boca arriba y apunto a Tae con la pistola.

— Taehyung, sé que estás ahí.

Sin embargo, si lo estuviera, seguramente no se dirigiría a mí como si pretendiera matarme de verdad. Me palpita la cabeza. Me levanto.

— Tae, por favor — le suplico, soy lamentable; las lágrimas me calientan la cara — Por favor, mírame. — le digo, y él sigue avanzando hacia mí con fieros movimientos; me tiembla la pistola en la mano — Por favor, mírame, ¡Taehyung, por favor!

Incluso cuando frunce el ceño, su expresión es pensativa, y recuerdo su clásica sonrisa.

No soy capaz de matarlo. No sé si lo que siento es amor, no sé si es por eso, pero estoy seguro de lo que haría él si estuviera en mi lugar y yo en el suyo. Y estoy seguro de que no hay nada en el mundo que sea más importante que su vida.

He hecho esto antes en mi paisaje del miedo, con la pistola en la mano y una voz gritándome que dispare a la gente que quiero. Aquella vez preferí morir antes que hacerlo, aunque no sé de qué me va a servir eso ahora. Sin embargo, sé lo que es correcto, lo sé sin lugar a dudas.

Mi padre dice... decía que el sacrificio tiene poder.

Le doy la vuelta a la pistola y pongo el mango en la palma de Taehyung. Él me pone el cañón en la frente. Ya no lloro, y el aire que me da en las mejillas es frío. Le pongo la mano en el pecho para poder sentir el latido de su corazón; al menos, su latido sigue siendo suyo.

La bala entra en la recámara. A lo mejor me resulta tan fácil como en el paisaje del miedo, como en mis sueños. No más que un ruido fuerte que apagará todas las luces y me llevará a otro mundo. Me quedo quieto y espero.

¿Se me perdonará por todo lo que he hecho para llegar hasta aquí?

No lo sé. No lo sé.

Por favor...

El disparo no llega. Tae se me queda mirando con la misma ferocidad, aunque no se mueve. ¿Por qué no me dispara? Su corazón late con fuerza contra mi mano, y mi propio corazón se aligera. Es divergente, puede luchar contra la simulación.

— Taehyung, soy yo.

Doy un paso adelante y lo abrazo. Su cuerpo permanece rígido y le late más deprisa el corazón, lo noto, y oigo un golpe cuando la pistola cae al suelo.

Me agarra por los hombros con demasiada fuerza, clavándome los dedos en el sitio del que me sacaron la bala. Grito mientras él me echa un poco hacia atrás, quizá pretenda matarme de una forma más cruel.

— Jungkook — dice, y vuelve a ser él.

Su boca choca con la mía.

Me rodea con un brazo, me aprieta contra él y me clava las manos en la espalda. Tiene la cara y la nuca cubiertos de sudor, le tiembla el cuerpo y a mí me arde el hombro, pero no me importa.

Me deja en el suelo y me mira mientras me acaricia la frente, las cejas, las mejillas y los labios. Se le escapa una mezcla de sollozo, suspiro y gemido, y me vuelve a besar. Las lágrimas hacen que le brillen los ojos; nunca imaginé que vería llorar a Tae... Duele.