Capítulo 34

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Mi cuerpo sube con el agua. En vez de agitarme para mantenerme a flote, expulso todo el aire de los pulmones y me hundo hasta el fondo. El agua ahoga el sonido y noto su movimiento sobre mi cara. Pienso en respirar el agua para que me llene los pulmones y me mate antes, pero no reúno el valor necesario para hacerlo.

"Relájate." Pienso.

Cierro los ojos, me arden los pulmones. Dejo que me floten las manos hasta lo alto del tanque. Dejo que el agua me lleve en sus brazos de seda.

Cuando era pequeño, mi padre me subía por encima de su cabeza y corría conmigo y me pareciera volar. Recuerdo la sensación del aire deslizándose por mi cuerpo y pierdo el miedo. Abro los ojos.

Hay una figura oscura frente a mí. Si ya empiezo a ver cosas, será que me queda poco para morir. Noto una puñalada de dolor en los pulmones. Asfixiarse es doloroso.

Una mano toca el cristal que tengo frente a la cara y, durante un instante, al mirar a través del agua, creo ver el rostro borroso de mi madre.

Oigo un disparo y el cristal se resquebraja. El agua sale a chorros por un agujero en el tanque, y el panel se rompe por la mitad. Me vuelvo cuando el cristal se hace añicos, y la fuerza del agua lanza mi cuerpo contra el suelo.

Jadeo, tragando tanto agua como aire, tosiendo y volviendo a jadear, unas manos me rodean los brazos y oigo mi nombre.

— Jungkook. — dice — Jungkook, tenemos que correr.

Se echa mi brazo sobre los hombros y tira de mí para levantarme. Va vestida como mi madre y parece mi madre, pero lleva una pistola y tiene una expresión decidida que no me resulta familiar. Avanzo a tropiezos a su lado, hasta salir por una puerta abierta. Los guardias osados yacen muertos en el suelo.

Me resbalo en las losetas en nuestro avance por el pasillo, que es lo más rápido que me permiten mis piernas. Cuando doblamos la esquina, ella dispara a los dos guardias que están junto a la puerta del final. Las balas les dan en la cabeza y caen al suelo. Me empuja contra la pared y se quita su chaqueta gris.

Debajo lleva una camiseta sin mangas. Cuando levanta el brazo, veo la esquina de un tatuaje bajo la axila. Con razón nunca se cambiaba de ropa delante de mí.

— Omma, — digo, aunque me cuesta hablar — eras de Osadía.

—Sí —responde, sonriendo; convierte su chaqueta en un cabestrillo para mi brazo y me ata las mangas detrás del cuello—. Y hoy me ha venido bien. Namjoon, tu padre y algunos otros están escondidos en un sótano, en el cruce de North con Fairfield. Tenemos que llegar hasta ellos.

Me quedo mirándola. Me senté a su lado en la cocina dos veces al día durante dieciséis años y jamás se me ocurrió que no hubiera nacido en Abnegación. ¿Hasta qué punto conozco de verdad a mi madre?

— Ya habrá tiempo para preguntas. — me dice; se levanta la camiseta y se saca una pistola de los pantalones para ofrecérmela. Después, me toca la mejilla — Ahora tenemos que irnos.

Corre hacia el final del pasillo y yo corro detrás de ella. Estamos en el sótano de la sede de Abnegación. Conoce el lugar de memoria por lo que salimos sin problema a la luz del día sin más incidentes. ¿A cuántos guardias habrá matado antes de encontrarme?

— ¿Cómo sabías dónde estaba? — pregunto.

— He estado vigilando los trenes desde que empezaron los ataques — contesta, volviendo la vista atrás para mirarme—. No sabía qué haría cuando te encontrara, pero mi intención era salvarte.

— Pero te traicioné, te abandoné — respondo, notando un nudo en la garganta.

— Eres mi hijo, las facciones me dan igual — afirma, sacudiendo la cabeza—. Mira adónde hemos llegado. Los seres humanos en su conjunto no aguantan mucho tiempo siendo buenos; al final la maldad regresa para volver a envenenarnos.

Facción antes que Sangre - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora