Capítulo 13

148 19 4
                                    

Camino más deprisa. Me ve y, por un segundo, su cara no expresa nada, como si no supiera quién soy. Entonces se le iluminan los ojos y abre los brazos: huele a jabón y a detergente.

— Jungkook —susurra, pasándome una mano por el pelo.

"No llores", me digo.

La abrazo hasta que parpadeo varias veces y logro secarme las lágrimas; después me echo atrás para volver a mirarla. Sonrío con los labios cerrados, como hace ella.

Me toca la mejilla.

— Mírate, estás más ancho. — dice, poniéndome un brazo sobre los hombros— Dime cómo te encuentras.

— Tú primero.

Las viejas costumbres no se pierden. Debo dejarla hablar primero, no debo permitir que la conversación se centre en mí demasiado tiempo, debo asegurarme de que no necesita nada.

— Hoy es una ocasión especial. — me dice — He venido a verte, así que mejor hablemos más de ti. Es mi regalo.

Mi sacrificada madre. No debería darme ningún regalo, teniendo en cuenta que la he abandonado a ella y a mi padre. Camino a su lado hacia la barandilla que da al abismo, contento de estar cerca de ella. La última semana y media me ha faltado su cariño como solo ella sabía darme.

— Solo una pregunta. — digo, notando el pulso en la garganta — ¿Dónde está Appa? ¿Está visitando a Namjoon?

— Ah, — responde, sacudiendo la cabeza — tu padre tenía que trabajar.

— Si no quería venir, puedes decírmelo — digo, bajando la vista.

— Últimamente, tu padre está siendo muy egoísta. — contesta, mirándome a la cara — Eso no quiere decir que no te quiera, te lo prometo.

Me quedo mirándola, pasmado: ¿mi padre egoísta? Más sorprendente que ella lo haya dicho. No distingo si está enfadada ni espero ser capaz de hacerlo, pero debe de estarlo; si dice que es egoísta, tiene que estar enfadada.

—¿Y Namjoon? — pregunto — ¿Lo visitarás después?

— Ojalá pudiera, pero los de Erudición han prohibido que los visitantes de Abnegación entren en su complejo. Si lo intentara, me echarían.

— ¿Qué? Eso es horrible. ¿Por qué lo hacen?

— La tensión entre ambas facciones es mayor que nunca. Ojalá no fuera así, pero poco puedo hacer al respecto.

Pienso en Namjoon entre los otros iniciados de Erudición, buscando a nuestra madre entre la gente, y noto una punzada en el estómago. Parte de mí sigue enfadada con él por no contarme sus secretos, aunque tampoco quiero que sufra.

— Eso es horrible — repito, y miro hacia el abismo.

V está solo, junto a la barandilla. Aunque ya no es iniciado, casi todos los de Osadía aprovechan el día para estar con la familia. O su familia no se reúne o no ha nacido en Osadía.

— Ese es uno de mis instructores. — digo, y me acerco más a mi madre — Intimida un poco.

— Es guapo.

Asiento con la cabeza sin darme cuenta. Ella se ríe y me quita el brazo de los hombros. Quiero apartarla de él, pero, justo cuando estoy a punto de sugerir irnos a otro sitio, él mira atrás.

Sus ojos se abren como platos al ver a mi madre, que le ofrece una mano.

— Hola, me llamo Hee Sook, soy la madre de Jungkook.

Nunca había visto a mi madre estrechar la mano de nadie. V se la da, muy rígido, y la sacude dos veces. El gesto resulta poco natural en ambos. No, V no es de Osadía si le cuesta estrechar la mano de otra persona.

Facción antes que Sangre - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora