Cinco.

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Hoy era el día dónde teníamos la presentación para bailar la cueca.

Por obvias razones busqué al Danilo con la mirada para ver cómo se veía vestido de huaso, y efectivamente nadie le llegaba a la par. Pero desgraciadamente a su lado lo acompañaba la Tamara.

Esa mina era perfecta, literal yo no le llegaba ni a los talones. Saber que iban a bailar juntos me deprimía, no es cómo si tuviera algo con Danilo, pero la idea de tener algo se desvanecía al verlos juntos.

–Ya fuiste hueona, la Tamara se lo va a comer. Se ha comido a todo el curso y dudo que ese hueón sea la excepción –comenta la Pauli dándome una palmada en el hombro.

–Tengo ganas de vomitar –pellizco el brazo del Mati en un intento pasar mis nervios.

–¿Sabíai qué el Fabian va a venir a ver esta huea?

–No. ¿Y si se me olvida bailar?

–Que ni se te ocurra, de verdad que te mato hueona.

El profe jefe nos indica que ya es hora de formarnos junto a nuestra pareja.

Los nervios me iban a matar, y saber que venía mi ex no ayudaba en nada.

–Me gusto tú vestido.

Me di la vuelta para encontrarme al mismísimo Danilo detrás de mi formado junto a la Tamara.

¿Cómo chucha le iba a gustar el vestido? La hueá era blanco, y con unas flores negras cómo adorno, para mi era feo, al igual que cualquier vestido de cueca.

Quería decirle un tu igual, pero por los nervios terminé susurrando un «gracias» que probablemente no escuchó.

Vi cómo el Mati ponia sus ojos en blanco y se pegaba en la frente por mi acción.

Me di la vuelta y comenzamos a avanzar para ponernos en posición para bailar la cueca.

La música culia sonó y con el Mati hicimos el típico paseito.

Bailamos dos cuecas, las cuáles bailamos cómo el loly y ahora ya tocaba la última. Saber que terminaba esta tortura medieval de bailar cueca ayudaba a que se me quitaran un poco los nervios.

Desde mi posición vi cómo el Danilo se acercó al Mati. Intercambiaron un par de palabras y ahora Danilo se posicionó en el lugar que el Mati ocupaba.

El Mati se acerco a mi antes que empezara la música.

–Vay a bailar con él hueona, se me acercó a decirme que intercambiáramos de pareja y acepté así que agradéceme .

–¿Aceptaste bailar con la Tamara? –la sonrisa se le desapareció altiro.

–Chucha, no pensé en eso.

Vi cómo obligado caminó hasta dónde estaba la Tamara.

La música comenzó a sonar.

Era cosa de tiempo antes de que vomitara por los nervios, me quería ir, arrancarme antes de bailar con Danilo, iba a hacer el ridiculo junto a él.

De todas maneras me esforcé en bailar lo mejor que pude, pero aún así sabía que lo había hecho cómo el pico.

Terminamos de bailar y los aplausos comenzaron a sonar.

Disimuladamente me limpié el sudor con el pañuelo.

—Hace calor —habló Danilo.

—Ah. Si, si, si. Hace harto calor —dije con vergüenza de que me haya visto limpiándome el sudor con nada menos que con el pañuelo con el que se baila.

—¿Te tinca hacer algo ahora? —me propuso.

Desgraciadamente ya tenía planes.

—Ay, hoy no puedo, pero podríamos dejarlo para otro día si es que quieres.

—Si quiero, entonces te dejo. Nos vemos —se despidió con un beso, el cuál fue demasiado cerca de mi boca.

Me sonrió y simplemente se fue.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora