Veinticinco.

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—¡Empiezan las alianzaaas! —grita el Mati en toda mi oreja.

—Igual vamos a perder.

—Deja de ser tan negativa un poco.

—¡Empieza la próxima semanaaa! —exclama más feliz que la chucha.

Cuando entramos a la sala no estába el profe Pancho, si no que en su lugar se encuentra un viejo culiao chico, con una pelada y una cara de que te iba a ser la vida imposible.

Tenían a todo el curso afuera.

–¿Vamos a salir a pasear?  —pregunta el Mati al viejo ese.

El viejo se ríe de manera pesada.

—Ya quisiera, hay control.

Mis ojos casi se salen al escuchar eso.

—¿Control sorpresa? —pregunto —. No puede hacer eso.

—Sí puedo.

—¿Y el profe Pancho?

—Está enfermo, tiene licencia y no regresa hasta el otro año.

—¿Es con nota al libro? —pregunta el Mati a lo ya obvio.

—Sí.

—¿Coeficiente dos? —pregunta el Mati.

—No se me había ocurrido, gracias por la idea.

Le pegó al Mati por ser tan hueón.

Nos llaman por lista.

Cuando me siento en el puesto no hay nadie a quien le pueda pedir ayuda, bueno sólo el Diego.

Veo la hoja arriba de mi mesa.

Veo unos ejercicios culiaos que ni me acuerdo que lo hayan pasado.

—¡Diego! —murmuro.

—¿Dime?

—¿Sabes algo?

—Te puedo ayudar, pero vay a tener que darme algo a cambio si po.

—Cualquier cosa, pero ayúdame.

Me sonríe.

El viejo culiao se pasea a cada rato, y en ningún momento el Diego me puede dar las respuestas.

—Faltan tres minutos —avisa el caballero.

Miro para todos lados.

El Matías está acostado arriba de la hoja.

El Danilo esta a la chucha para que me ayude.

Me iba a quedar pegada, lo daba por hecho.

Me tiran una hoja de papel, pero nose quién lo hace.

Abro el papel y veo que son las respuestas.

—Profe —dice la Tamara, quién se encuentra cerca de mí —, la María Jesús está copiando.

Todos se dan vuelta a mirarme. El profe va hacia mi puesto y ni tiempo de esconder la hoja con las respuestas me da.

—A inspectoría.

Me toma del brazo y levanta de manera super brusca, hasta salir de la sala.

—Nose si el otro profesor permitía que copiaran, pero conmigo las cosas son distintas.

Justo por el pasillo está pasando la tía que dice que soy su regalona.

—Estaba copiando —informa el caballero.

—Yo la llevo.

Comenzamos a bajar las escaleras con la tía.

—¿De verdad me va a llevar a inspectoria?

-—Te voy a llevar a mi oficina nomás.

Paso lo que queda de la mañana con la tía tomando un té en su oficina.

—¿Y quién es ese caballero que está reemplazando al profe, Pancho?—le mando un sorbo a mi té, pero la huea esta hirviendo.

—Es uno de los mejores profesores, exigente de una manera terrible —niega con la cabeza —. Suerte con él.

Suena el timbre y es hora de volver a la sala.

¿Quién chucha me habrá tirado el papel?

La hueá era obvia.

Entro a la sala y camino hacia el culpable.

—¿Tú me tiraste las respuestas? —pregunto.

—¿Qué...?

—Fuiste tú.

—¿De que hablai? 

—La pudiste haber hecho piola.

–No fui yo. Además ve y enójate con la hueona sapa de la Tamara.

Sin ganas de seguir hablando con él me voy al pasillo a disfrutar algo de mi recreo.

—¿Te pillaron copiando? —su cagá de voz chillona me llega a los oídos.

—Ándate bien a la chucha, Tamara.

—Quería ayudarte, hueona loca.

—¿Tú me tiraste la huea de papel?

—Sí.

—¿Por qué chucha me sapeaste entonces? —pregunto molesta —. Tamara hueona, te juro que no voy a dejar pasar esta huea.

Se ríe y entra a la sala.

Suena el timbre.

Entro a la sala y al ratito llega el Mati.

Esta feliz.

—Hola amiguita linda preciosa.

—¿Qué hueá te pasa?

—Ay que pesada, ¿no puedo estar feliz acaso?

Veo a las profe entrar junto a otras minas del cuarto medio B. Hablan de que necesitan gente para jugar en las minis actividades y bla, bla, bla.

—Oye hueona —susurra el Mati —, tenemos que hacer algo contra la sapa culia de la Tamara.

—¿Alguna idea?

—Sí, se me ocurrieron varias en el recreo. Hubo una que me gustó harto.

—Dila po.

—Podríamos pagarle a alguien para que le robe el teléfono, hueona. Imagínate el sustito que le daría.

—Ay Matias, no seas extremo, ni te pongai cagado de la cabeza para tus hueas.

—Ay ¿y el sustito que te hizo pasar ella al sapearte? —pregunta —, mi segunda opción es pagarle a alguien para que le corte el pelo, ella ama a su pelo.

—Mejor no sigai dando ideas, Matias. Ya se me ocurrirá algo no tan salvaje.

La mina del cuarto medio B sigue hablando y algo me llama la atención, el que si se participa en alguna actividad podrían darnos un siete al libro.

La mina que habla, tanto al Matías cómo a mi nos cae cómo ají en el hoyo, era una conchesumadre pesada, quién nos tenía mala a ambos. Más a mí, ya que tiempo atrás me comí con su mino, pero sin saber que ellos están juntos, en mi defensa el culiao dijo que estaba soltero y le creí. De haber sabido jamás lo habría besado.

Entre las actividades hueonas que menciona, escucho que dice que habrá básquet. Si es real lo de regalar una nota, estoy totalmente dispuesta a hacerlo.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora