Doce

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Una luz culia llega a mis ojos, me duele la cabeza conchetumare, y tengo la boca seca.

Abro mis ojos y veo una pieza culia terrible blanca.

Mierda.

Cómo chucha no voy a reconocer está hueá de pieza, si es en esta cama que casi pierdo mi flor.

No tenía idea de cómo había despertado en la pieza de mi ex, pero sin mi ex.

Me incorporo y un olor a vomito llega a mis fosas nasales.

Que matao, soy yo.

Tengo el pelo con vomito y la polera igual.

Me levanto de la cama lo más rápido posible.

En el sillon culiao que tiene en su pieza esta el Danilo durmiendo, pobre hueón, se durmio sentao, va a tener el meo dolor de cuello.

Sé donde este hueón tiene la ropa, y care raja le saco una polera.

Me meto en su baño, este hueón con plata, tiene un baño para él solo en su pieza.

Que vergüenza bañarme aquí, pero pico, estoy hedionda, y antes muerta que seguir oliendo así.

Me empiezo a bañar y me doy cuenta que él hueón no ocupa acondicionador. Por la cresta, me iba a doler más que la cresta cepillarme el pelo.

Me visto bien rápido nomás.

Ni quiero llegar a mi casa, me van a matar por no dormir ahí, no quería ni ver mi teléfono con las llamadas perdidas que iba a tener de mi papá.

Lo peor era que conociendo a mi papá ya debió de haber llamado a los pacos al no verme. A esta hora de seguro ya que tenía que haber una búsqueda en mi nombre.

Ocupo el cepillo de dientes del Fabián nomás, total en su momento habíamos compartido saliva.

Salgo y el Danilo está en la cama durmiendo.

Ni idea del por qué prefirió dormir entero incómodo en un sillon, cuándo perfectamente caíamos los dos en la cama, si la hueá es de dos plazas.

Quizás no durmio conmigo porque estaba más edionda que la cresta, esa era la opción más correcta en estos momentos.

Matias culiao, se pudo haber preocupao de irme a dejar a la casa, o saber dónde estaba, en cambio ahora estaba aquí, en la cama y en la casa de mi ex.

Me voy a la puerta de la casa, quiero irme de esta hueá.

Una cabellera rubia me llama la atención.

El Mati.

Esta de lo más bien durmiendo en el sillón.

Le empiezo a dar palmaditas en la cara.

–¡Mati!

–¿Mmh? –no abre sus ojos.

–Despiertate ahueonao –abre sus ojos enseñando sus ojos azules, más qué azules, son de color celeste las hueás.

–Amigaaa, ¿qué tal amaneciste? —dice abrazándome.

–Mal hueón, cómo el pico, ¿porque dormimos aquí? Me van a matar, ni siquiera sé donde esta mi celu –en estos momentos quería llorar.

–Lo dejaste en el patio –me responde –. En una planta, dijiste que se te iba perder en tú bolsillo, así que lo dejaste ahí.

–Acompañame a buscarlo.

–Más ratito, ahora tengo sueño –el hueón cierra sus ojos.

Le pego un combo en los cocos, de manera suave.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora