Quince

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Es Sábado y supuestamente cumplo nosé cuantos meses con el Mati.

Este hueón me hacía fingir frente a su familia que éramos pololos en un intento de que su familia no sospechara que era gay.

El hueón me pidio que comprara una rosa y para callao se la pase, ya que después frente a su familia me la iba a pasar para quedar cómo un romántico culiao, lo peor de todo es que ni siquiera me va a pagar la cagá de rosa.

El uber me deja en la casa del Mati.

Le envio un mensaje al saco hueá para decirle que ya llegué.

El Mati me abre.

–¿Y la rosa? –le muestro la hueá –. ¿Que mierda compraste? Estas hueás las puedo sacar de mi patio, se suponia que teniaí que comprar un ramo.

–No me vengaí con hueás, no iba a gastar más de dos lucas por este showsito.

–Pasa, esta toda mi familia. Hasta los gemelos –dice abriéndome la puerta.

Etsa, los hermanos del Mati son más hermosos que la chucha.

Entro y estan almorzando, son las cuatro de la tarde ¿quién almuerza a esta hora?

–Holaaa –saludo a todos.

De repente veo la rosa culia frente mío.

–Feliz cumple mes, mi amor –el Mati me da un beso en la mejilla y todos aplauden por el momento "romántico"—, de ahí nos vemos familia, yo me iré a comer otra cosa—dice el Mati jugando.

Todos los de la mesa se cagan de la risa, mientras yo me pongo roja cómo tomate y mis ganas de ahorcar al Mati aumentan.

Comenzamos a subir las escaleras para irnos a su pieza.

–¡Compartamos la mina! –grita el hermano del Mati en broma.

Entramos a la pieza del Mati.

–¿Cómo que te vay a ir a comer otra cosa? –le pego con la almohada en la cara –. ¡Van a pensar que culeamos!

–Prefiero que piensen eso.

–Eso me hace perder puntos con tú hermano.

–No hueona, trata de no hacerle mucho ojitos, no quiero que piensen que me cagaí. Además vo ya tení a tú hombre, y fíjate que es mejor Danilo que mi hermano –dice.

–Danilo no es mí hombre —le digo mientras busco que poner en la tele.

—Fíjate que cuándo supo que te habías ido para llegar a tú cagá de partido, se volvió casi loco y fue a buscarte al toque —me quita el control remoto.

El hueón pone los simpson.

—Ni me menciones esa cagá de paseo culiao, mi papá casi se murió cuándo supo que me fui a la playa sin avisar.

Tocan la puerta, y en menos de dos segundos el Mati se quita la polera y se sube arriba mío.

El Ignacio se asoma en la puerta.

—Ay —dice tapándose los ojos el Ignacio —, no quería molestar, pero venía a decirles que si quieren venir a jugar.

–Estamos ocupados... –trata de hablar el Mati, pero le interrumpo

–Ya po —respondo.

–Los dejo para que se vistan, y se enfríen –dice riéndose el Ignacio.

Cuando se va le pego al Mati.

–No quiero que piensen que hacemos este tipo de hueas po Matias.–el hueón se pone la polera –. ¿Has estado llendo al Gym? —le pregunto al ver calugitas que antes no estaban ahí.

–Sí po hueona, ¿ya se notan mis calugas? Mira que hasta dieta ando haciendo para complementar la hueá.

Bajamos las escaleras y vamos pal patio.

El patio del Mati es la media hueá, igual que su casa.

Me encanta venir a la casa del Mati, toda su familia es súper deportista, la mamá era entrenadora de basquet, por lo que ya tenía todo mi amor. El papá jugaba rugby, los gemelos creo que jugaban volei, el Ignacio creo que andaba en bici, pero sólo de manera casual, el único hueón que no se dedicaba a nada era el Matías.

Ahora mismo se estaban organizando para jugar béisbol.

Me pasan un bate, la hueá pesa caleta.

El Mati viene donde mí.

–El Bate pesa más que tú –dijo el Mati, haciendo que todos se cagaran de la risa.

–¡Vamos a batear nomás! –dice la mamá del Mati.

El Mati se acerca a mi oído.

–Trata de tirar bien la pelota hueona.

–Voy a tirar tus pelotas si me seguí hueándo —le digo.

Tenía que tirarle la hueá al Ignacio.

Tiré la hueá de pelota, el hueón bateo, pero la chucha me termina cayendo en la frente.

–Conchetumare –dice el Mati riendose.

Quiero llorar, la hueá me duele más que la cresta.

El Ignacio viene hacía mi, junto con la mamá.

–Perdón, perdón, perdón. No pensé que te iba a llegar –dice lamentándose.

–Son cosas que pasan —le digo para no hacer show ante la situación.

–¿Estas bien mi amor? –ahora se preocupa mi supuesto pololo, después que se rió. Si este hueón fuera en verdad mi pololo ya lo hubiera mandao a la chucha hace rato.



Rato después nos sentamos a tomar once.

–¿Cómo va todo con el basquet? –me pregunta la mamá del Mati.

–Súper, empezó el campeonato, y vamos bien.

La mamá del Mati siempre me decía que tenía talento, y que tenia que ir a jugar a un equipo de verdad, no sabía si lo decia de verdad o sólo por decirlo.

Yo sé que juego bien, pero tampoco para tanto.

–Es mi idea ¿o estay más flaca? –me pregunta el Ignacio. Esta hueá era un alago.

–Te falta un poco más de cuerpo para el basquet –me dice la tía –. ¿Cuanto estas pesando?

–La última vez pesé cincuenta y tres.

Nos ponemos a hablar de deporte, es casi el único tema de la mesa.

Terminamos de comer.

–Mati anda a lavar  –le dice la mamá recojiendo las hueás.

–La Jesú se ofreció a lavar, a ella le gusta –dice.

Perro culiao.

Me hicieron lavar hasta las ollas, y odiaba lavar las ollas, terminé lavando las hueás cómo el pico.

Matias culiao, me la iba a pagar.

–Voy a ir a dejar a mi polola —dice el Matías.

Me despido de todos y salimos de la casa del Mati.

–Chao –me dice.

–¿No me ibaí a ir a dejar?

–Andate solita, no te va a pasar nada.

Hueón mal pololo falso.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora