Seis

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Ya era dieciocho y al fin podía comer empanaditas, pero lo mejor de todo era el carrete de hoy.

Si había algo que amara de mi colegio eran los carretes que dejaban hacer dentro de este, no vendían copete, pero si podías llevar el tuyo, obvio sin que nadie se enterara.

Con él Mati compramos un vodka negro para llevar, era la única huea que toleraba a la hora de tomar, el copete es asqueroso, no importa cuál sea, todas las hueas saben mal, pero al menos el vodka negro era lo más pasable que uno pudiera tomar.

Llamé a la Pauli para saber si había llegado, pero venía recién en camino a con la Javi.

–El Fabian va a venir, vi que lo subió en close friends –me comenta el Mati.

—Siento que me aparece hasta en la sopa.

Haciendo la previa con el Mati hasta que llegaran las chiquillas me di cuenta que ya me había pillado el copete, ya estaba media curada.

—Voy al baño —le dije al Mati.

—Bueno, pero tal vez no vaya a estar aquí cuándo vuelvas.

En camino al baño choqué con alguien.

–¿Estay bien? –levanté mi vista altoque al escuchar su voz.

–Algo así.

Me tomó del brazo y entramos al baño.

Me empezó a echar agua en la cara, pero sentía que me estaba ahogando con su manera tan brusca de hacerlo.

–Siento que me estás bautizando en vez de refrescarme –se rió y me secó la cara con su polera.

–¿Te sientes mejor?

–Algo así.

–¿Y tú amigo el Mati? Siempre te veo junto a él.

—Nosé, que importa.

—Entonces ven conmigo —dijo agarrandome de la mano para salir del baño.

–¿A dónde vamos? –pregunté.

–Subamos al segundo piso, a ver si encuentro algunos de tus amigos.

Subimos y no veía nada. Nose si estaba muy oscuro o  yo estaba realmente piti.

Me senté en el suelo de la cerámica.

–¿Viniste solo? –pregunté.

–Vine con mi primo.

–Ah bacan. ¿Cómo se llama? –en una de esa lo cachaba.

–Fabián –respondió.

Me quedé en shock cuándo dijo ese nombre. Era imposible, muchos hueones se llamaban así, mucha gente se llamaba así. Pero por si las dudas...

–¿Arenas? –pregunté.

–Sí. ¿Lo conoces? —dijo con una sonrisa.

–De vista nomás –mentí. Era mejor no entrar en detalles –. Eso si no me agrada.

–¿Y por qué? Si es simpático.

Quizás me cae mal porque me cago cómo cuatro veces respondí mentalmente.

–Tengo frío, ¿me puedes prestar tú chaleco?

Me lo pasó y el olor de su perfume era maravilloso.

–Me gusta tú olor –dije —, al igual que tú carita angelical –me miró y se rió.

Al verlo sonreír mi cuerpo actuó por si solo. Con mi mano agarré su rostro y acerqué mis labios a los suyos.

–¡Danilo! –gritó una voz desconocido.

Automáticamente nos separamos para ver hacia la persona que había gritado.

Su mirada chocó con la mía, y sentí cómo al Fabián se le cayó la cara al ver que era yo la que besaba al Danilo.

–Hola –me saludo cómo si no me conociera.

–Hola. –contesté de la manera más pesada posible.

–Fabian ella es la María, una compañera —habló Danilo.

Lo quise matar en cuánto escuché que me llamó así.

–Prefiero que me digan Jesús o jesu.

–Jesús entonces –se corrigió Danilo.

–Ya nos conocemos –soltó el Fabián.

–¿En serio? —preguntó Danilo.

–No. –hablé–, nos conocemos de vista nomás.

–¡Jesú!

–¡Mati! –chillé en alegría al verlo.

–Chao chiquillos, yo me tengo que ir —dije con la clara intención de desaparecer de la vista del Fabián.

–Hay un carrete ahora de la amiga de mi primo, por si quieren venir —propuso el Danilo.

–Gracias pero nosotros ya nos ibamos.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora