Veintiséis.

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Me mordí la uña nerviosa, me iba a arrepentir de seguro.

Me asomé en la sala culia buscando a la hueona esta.

—Carolina —la llamé.

Me sonrió.

—Sabía que ibas a venir —se levantó y caminó a la puerta dónde me encontraba yo.

—Vengo a decirte que sí voy a jugar.

—Que bueeenooo —dice aplaudiendo —, pero hay un problema, y es que me falta gente para que jueguen básquet, así que trata de conseguirme.

—¿Por qué yo debo buscarte gente? Si la hueá al fin y al cabo es para tí, son tus alianzas, no las mías.

—Sin gente no puedes jugar, y sin jugar no hay nota, ¿así o más claro?. Igual para no ser tan mala onda, si me consigues a los que faltan puedo hacer que te pongan dos notas en vez de una.

—Es imposible que un profe acceda a algo así, ¿creí que soy hueona?

—No creo, lo eres — dice la muy perra —. Y no te estoy mintiendo, los profes me tienen buena, así que si les pidiera que lo hagan, lo harían. Yo cumplo con mi palabra.

—Bueno —dije para irme de ahí luego.

Subí las escaleras para llegar rápido a la sala.

Busqué al Mati, pero cómo siempre el hueón no estaba.

Vi a laTamara hablando con el Danilo, la hueona se cagaba de la risa y el Danilo a penas sonreía.

Caminé dónde la Tamara.

—¿Qué querí? —preguntó molesta al verme.

—Necesito que juegues para la hueá de básquet que habrá para las alianzas —pedí.

—Bueno —respondió.

Busque a la gente restante para jugar, y ya estábamos tiki-taka. Ya sentía esos supuestos sietes en mis notas, si era verdad lo que me decía la hueona de la Carolina, tenía chance para pasar de curso.

Con esas notas demás que podría subirme el promedio y pasar.

Sonó el timbre y lo bueno de hoy es que teníamos partido.

Guardé mis cosas en la mochila para llegar y salir cuándo llegara el tío Marcos.

El Mati aún no llegaba.

Perro culiao nomas, iba a tener que hablar seriamente con ese hueón por siempre dejarme sola.

Veo llegar al tío a la sala, ya es hora de salir.

El Danilo sale de la sala y la Tamara lo persigue.

Cuándo voy bajando las escaleras veo una cabeza rubia muy conocida para mi, sentado de manera bastante deprimida.

Tiene la cabeza metida entres sus brazos.

—Mati, ¿qué hueá te pasó ahora?

—Nada hueona, déjame sólo.

No sabía que me había pasado, pero tenía que irme. Comienzo a caminar ya que me quedé atrás del tío Marcos y del resto.

—¡Espera! No me dejí solo —suplica el Mati —. ¿por qué la vida es tan miserable?

—¿Tú vida tiene que ser miserable justo ahora que tengo que irme al partido? —ya no veía a nadie del equipo ni al tío Marcos —¿no puede ser durante el camino? mientras vamos al partido me cuentas lo qué te pasó ahora.

—Yo no estoy dentro del campeonato, no puedo ir.

—Ah que sí, déjamelo a mi y anda a buscar todas tus hueás en menos de un minuto —el hueón comienza a correr para ir a buscar sus cosas luego.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora