Veinticuatro.

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Llegamos al mall y varias personas nos quedan mirando por lo sucios que estamos.

Yo creo que miran más la herida del Danilo, ya que el porfiado no quiso ponerse nada ahí porque según el se ve masculino, hueás de minos supongo.

Hacemos la fila para comprar una hamburguesa, hasta que nos atienden.

Hay una mina al lado de nosotros, la cuál le empieza a meter conversa al Danilo sobre su herida.

Toca pagar.

Veo que este le sigue la conversación a la mina, ignorándome completamente.

Saco la plata de mi carcasa para pagar.

Menos mal que siempre ando con plata en la carcasa del celu.

La orden de la mina ya está lista pero sigue hablando con el Danilo.

La situación me molesta, por el hecho de que me estaba ignorando por hablarle a otra mina y más por el simple hecho de que estaba hablando con otra mina.

Era un pensamiento demasiado posesivo de mi parte, pero soy escorpio, es parte  de mí serlo.

Me meto a insta en un intento de hacer piola el hecho  de que Danilo siguiera ignorándome por hablar con la otra mina.

Veo que ya están listas nuestras hueas.

—¿Para servir o llevar? —me pregunta la señora.

Veo hacia el Danilo, para ver si quiere para pedir o llevar, pero sigue en su propio mundo hablando con ella.

—Llevar —respondo.

—¿Las dos?

—Sólo una.

Me ponen la huea en una bolsa.

Tomo la huea y me voy al ascensor dejando a Danilo atrás.

La huea de ascensor se demora en llegar y el Danilo aún no nota mi ausencia.

Me subo.

Las puertas aún no se cierran por lo que veo cómo el Danilo mira a todas partes, supongo que buscándome.

La mina a su lado señala a los ascensores, que es dónde estoy yo.

Me queda mirando y yo sólo levanto el dedo del medio, mientras las puertas del ascensor se van cerrando.

Me miro en el espejo del ansensor, literal me veo cómo el pico.

Quizás Danilo hasta me huebeó con lo que le gustaba.

¿A quién le podría gustar yo?

Tengo ganas de llorar, quizás estoy dramatizando un poco, pero la más mínima cosa me puede llegar a afectar la verdad.

Las puertas se abren en el primer piso.

Lo primero que veo es al Danilo en la puerta del ascensor comiéndose la hamburguesa.

—Esperarte me dió hambre.

—No te tuviste que haber tomado la molestia, pudiste haber seguido hablando con la hueona esa. al parecer tenían haaarto en común —salgo del mall y camino hacia los taxis, para tomar uno e irme.

—Sí, el que los dos te encontramos linda

—¿Era...?

—Sí.

—Que mentiroso —paro un taxi —. ¿Quién me lo confirma?

–Yo.

—No me convence.

—¿Te he mentido alguna vez acaso? —pregunta serio.

—Quizás sí, con eso sobre que te gusto —abro la puerta de la huea.

—Jamás mentiría con algo así. ¿Tú pagaste la hamburguesa?

—Harto tarde te diste cuenta —trato de subir al taxi, pero me agarra el brazo.

—¿Cuánto salió?. Disculpa no me di cuenta.

—No quiero tú plata, además como te ibai a dar cuenta si estabas pegado hablando con la mina —de un agarre hago que me suelte el brazo.

Me subo a la huea.

Le doy la dirección al taxista.

En el camino me como la hamburguesa, estoy cagá de hambre.

Apoyo mi cabeza en la ventana.

El taxista para el auto frente a mi casa.

Voy a pagar, pero me percato que afuera de la casa está el Danilo.

¿Cómo llegó tan rápido?, juro que este mino es cómo irreal.

Mientras me pongo a pensar en cómo cresta lo hizo para llegar tan rápido, veo cómo el Danilo se va acercando al taxi. Me sonrie y abre la puerta.

Se sube arriba mío.

—¿Ya le canceló? —pregunta el Danilo al taxista. Este último niega con la cabeza —, yo pago --el hueón le da cinco lucas —.Quédese con el resto nomás.

Me hace bajar del taxi.

—¿Por qué le diste cinco lucas? La hueá sólo sale luca.

—Me hubieses dicho antes, creí que salía como tres.

—¿Y tú cómo llegaste aquí tan rápido? —le pregunto.

—Con uber flash po.

—Ya, y ¿qué haces aquí? —me cruzo de brazos para que se note que estoy enojá.

—Te vine a dejar tu celu.

—¿Qué... —veo cómo entre sus manos tiene mí celular —. ¡Que lanza!

-—Te lo saqué del bolsillo antes que te subieras al taxi, ni te diste cuenta , supuse que era una buena excusa para venir aquí —doy un salto para quitarle mi celu —¿y mi gracias? o ¿tú forma de agradecerme?

—De nada —respondo quitándole mi celular.

Abro la reja para entrar y terminar cuánto antes este día de mierda.

—¿No me vay a dejar pasar? —pregunta.

—No.

—¿Te asusta la idea de que estemos sólos? o ¿no quieres que pase lo mismo que la otra vez?

Me pongo rojisima ante la última huea que dice.

—Pasa entonces. No me vayas a quitar la tele ahora.

Pasa a mi casa.

Apenas entra se sienta o mejor dicho se acuesta en el sillón.

—Que estoy cansado —dice suspirando —. Me quiero bañar, ¿puedo?

—¿Cómo te vay a bañar en mi casa, Danilo?

—¿Por qué no? El agua no se le niega a nadie.

—Estamos hablando de una ducha, Danilo.

—Sigue siendo agua.

—Ve al baño de mi papá, ahí hay toallas —yo también me iba a bañar, había sudado mucho por hoy.

—Deberíamos bañarnos juntos, para ahorrar agua digo yo —propone.

—Lo que menos quiero es un comentario obsceno después de todas las cagas que te has mandado hoy.

Cabro Culiao. [EDITANDO] *faltan capítulos*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora