Sonríe, Tn... 💌 Souta Nimura Washū

💌 Duodécima Sonrisa

[11 de Noviembre]

[Día de la Subasta]

Aquel día, Tn recibió una llamada al salir de la ducha, era Cascanueces. Puso la llamada en altavoz y comenzó a hablar mientras se vestía.

– Dime.

– ¿Estás disponible?

– Claro –abrochó su sujetador.– ¿Por qué?

– Haremos el traslado de la "mercancía". Necesito tu protección.

– De acuerdo –comenzó a cepillar su cabello.– ¿Lo harán ya?

– En media hora.

– Bien. Prepararé los equipos, envíame las rutas.

– Entendido. Avísame cuando los envíes.

– Claro.

– Es todo por ahora. Ten cuidado con el CCG. Adiós.

– Sí, adiós.

Tn cortó la llamada y buscó ropa, vistiéndose con un bello vestido negro con encaje; peinó su cabello y lo recogió. Mientras se colocaba sus zapatos y bajaba las escaleras, llamó a alguien.

– Jefa, ¿Ya está lista?

– Sí. ¿Dónde están ustedes?

– Afuera. Estamos por entrar a su departamento.

– Apresúrense.

– Sí, jefa.

La llamada finalizó. Tn tomó su bolso a la vez que la puerta se abría.

– Aquí estamos.

– Bien –los miró.– Nueces me llamó, ya están listos, ¿Qué hay de los equipos?

– Preparados y esperando su orden.

– ¿Te envió las rutas?

– Sí, te las envío –dijo mientras enviaba el archivo.

– Lo tengo –la miró.– Daré el aviso para que se movilicen enseguida.

– Bien.

– Jefa, T está aquí –avisó, mientras miraba por la ventana.

– Bien, que espere.

– Los equipos están movilizándose.

– Le avisaré a Nueces entonces –llamó.

– Dime.

– Ya movilicé mis equipos, pueden moverse.

– Excelente. Gracias.

La llamada finalizó. Tn salió junto a Aki y Nao, subiendo ella al vehículo del Señor T, y ellos a un vehículo aparte conducido por Nao para vigilar de cerca a su jefa. Ambos vehículos se dirigieron a la subasta.

– ¿Cargaste las armas?

– Las necesarias –sonrió.

– "Necesarias" para ti equivale al armamento de un ejercito.

Aki rió y sacó un envase de sangre, del cual comenzó a beber con una pajilla.

Tn metió tres píldoras de sangre a su boca, las cuales iba mordiendo de a poco mientras miraba por la ventana.

– ¿Qué sucede, pequeña?

– Nada.

– Mírame.