Pasión

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Esta noche llegaba mi mejor amiga de su viaje a la playa, hace más de una semana se había marchado y la extrañaba demasiado no solíamos estar tanto tiempo lejos de la otra. Saber que volvía era realmente emocionante, faltaban unas horas solamente para volver a verla. Mientras esperaba la hora me recosté en mi cama mirando el techo, aburrida escuchando algo de música, buscando página en Google sin saber precisamente que hacer. Presione sobre el link y comencé a ver el vídeo, un par de chicas discutiendo y de pronto se estaban besando, cada vez más caliente y atrevido. De pronto descubrí mi mano acariciando mi muslo camino a mi entrepierna y subiendo hacia mi sexo. Acarie por sobre lo ropa mientras cerraba los ojos oyendo los gemidos de aquellas chicas, mi sexo se humedecía poco a poco a pesar de las débiles caricias que ejercía sobre el. Mi respiración se aceleraba y cada vez necesitaba un contacto más osado, mi mano libre subió hasta mi boca y la introduje  para humedecerla con mi lengua y su siguiente recorrido fue hasta mi pecho izquierdo, acaricie mi pezón y sentí un cosquilleo satisfactorio, comencé a peñizcarlo sin dejar de estimular mi sexo. Mi mano se introdujo en mis pantalones por sobre la ropa interior y continuó su trabajo, comencé con movimientos circulares que cada vez se volvían más deprisa  y el contacto con mi pezón cada vez más desesperado y necesitado. Mis gemidos comenzaban hacer incontrolable cuando mi mano toco  directamente la parte superior de mi vagina, mi parte más sensible en el cuerpo, acaricie y peñisque con necesidad. Mi acelerada respiración era incontrolable y mis gemidos estaban por volverse escandalizado. Presionaba mis pechos y mi sexo con brutalidad, desesperada por ese último grito que anunciaría el orgasmo, uno de mis dedos los intruduje en mi sexo y enseguida el segundo y el tercero, sin hacerme esperar para tanto placer, adentro y afuera lento y luego rápido. La mano que anteriormente usaba en mi pecho la baje para apoyar a mi otra mano con movimientos circulares sobre mi vagina mientras los otra entraba y salía con brutalidad. Antes de terminar siento una presencia en mi habitación abro los ojos por la sorpresa, me acomodo y me paro de inmediato.

—¿Que diablos haces ahí mía? No puedes llegar y quedarte espiando a la gente en su privacidad, esta mal y es jodidamente pervertido— dije totalmente enfadada, veía en su rostro lo gracioso que le parecía esta situación a ella, a mi por el contrario me avergonzaba completamente. Mis mejillas estaban totalmente rojas por la vergüenza y humillación que sentía en este momento, sumándole a aquello la mucha rabia que tenía de que no se haya marchado y por lo menos haber fingido que nunca lo vio, ¡Dios que enfada estoy!.

perdón — dijo entre una gran carcajada que no hacía más que dejarme hundida en la vergüenza. —estas tan malditamente mojada y es tan jodidamente sexy— dijo acercándose peligrosamente a mi, no era buena idea que hiciera eso ahora, no conmigo jodidamente caliente.

—no jodas Mía. No vuelvas hacer algo como eso.

—¿algo como que? ¿el disfrutar mientras te masturbas pensando en mí?—dijo mi amiga con una sonrisa retadora sin dejar de caminar hacia mi, estábamos cada vez más cerca de la cama. —me encanta y me excita cruzar en tus pensamientos mientras te toca. — dio su último paso obligándome a caer en la cama y segundos después ella recostada sobre mi tan cerca de mi boca como pudo antes de que volteara mi rostro dejando mi cuello a su disposición.

—¿que haces Mía? Somos amigas.

—si. Muy buenas amigas. Pero te lo buscaste, no puedes esperar que te vea con tus manos sobre ti tocándote de manera jodidamente sexy y esperar que no haga nada— .sus labios se posaron en mi cuello con suma delicadeza, mi sentidos estaban tan jodidamente débiles que al primer contacto solté un gemido desgarrante agregándole el gruñir su nombre. — suena tan excitante mi nombre en tu boca. —su mano recorrió mi pierna, rasguño y presiono mi entrepierna por la parte más cercana a mi sexo, mi piernas temblaron y sentí mi vagina vibrar antes sus contacto otro gemido se dio la libertad de salir. Y antes de llegar a mi feminidad escuché a Mía reír y quitarse rápidamente de mi.

—eres una idiota Mía no vuelvas hacer algo como eso.

—tu eras la dispuesta a tener sexo conmigo, ¿que tal?¿quieres que termine lo que comencé? —dijo sensualmente en mi odio para luego morder el lóbulo de mi oreja, gesto que me obligó a cerrar los ojos y morder mi labio acallando un gemido debido a lo excitante que fue. Río y me empujó en gesto de broma.

—llegaste antes —iba acercarme para abrazarla pero me detuvo.

—lávate esas sucias manos y luego me abrazas — la mire con algo de rechazo y corrí al baño obedeciendo a sus ordenes al volver la abrace con mucha fuerza. —te extrañe mucho.

—lo se, no por nada usabas a Manuela.

—¡YA! Déjame en paz. ¿No lo olvidarás verdad?

—jamás, que acaso no puedes conseguir un chico.

—hay cosas que podemos hacer solas, no necesito a nadie para complacerme idiota.

—bien como digas. Te vengo a buscar para salir, iremos a un nuevo bar a unas cuadras.

—de acuerdo, me arreglo y vamos.

—perfecto. Te espero. Aquí.

Entre a ducharme mientras pensaba en la horrible vergüenza que había pasado, no sabía cómo carajo iba a superar eso y hacer que mía lo sacara de su mente, necesitaba algo con lo que chantajearla ya, pero no se que. ¡DIOS PORQUE ME HIZO ESTO!. Termine de bañarme y puse la toalla rodeando mi cuerpo y salí.

—ya estabas demorando, ¿que pasa, estabas haciéndolo otra vez en la ducha? —rio mientras yo cubría mi cara con las manos y negaba con movimientos de cabeza. —podrías haberme llamado— dijo mientras se ponía a mi espalda y dejaba un beso en mi espalda desnuda y luego uno en mi cuello, mi piel se erizo al contacto y me estremecí. — te dejo cambiarte, no te demores. Sabes a lo que me refiero. — me guiño un ojo y se fue de la habitación.

en solo 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora