¡TE ODIO!

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-no sabes lo poco que me interesa lo que dices-.dijo Lea con la misma frialdad de siempre, con el mismo desprecio que siempre le regalaba a Lena.

-agh...no sabes lo poco que me interesa que te interese o no. Para mi mala suerte tenemos que cumplir con lo que nos pidieron-. Lea se acercó amenazantemente hacia Lena, su mano se apoyo en el pecho de esta y la empujo contra la pared.

-no es mi culpa que termináramos aquí. Así que hazlo tú solita.

-me tienes tan cansada maldita idiota. ¡no te soporto más, porqué diablos no te mueres!- Lea sonrió y lo único que a Lena se le ocurrió fue salir de aquel lugar, estaba tan cansada de las discusiones con Lea. No entendía porque esa chica le tenía tanto odio, desde el día en que había llegado a la escuela no había dejado de tratarla mal ni por un segundo. Lena iba tan concentrada en sus preguntas que no se dio cuenta que alguien corría tan rápido hacia ella que no se alcanzó a detener. De pronto se encontraba tirada en el suelo con un peso sobre su cuerpo y un dolor en su espalda. Miro en busca del rostro de quien la había hecho caer y quedó encantada al encontrar un bello castaño de ojos negro, tan oscuros que podía ver su propio reflejo sin ninguna dificultad. Tenía unos labios demasiado rosa, fácilmente podían creer que estaban maquillados, sus pestañas eran largas y su mirada era tan dulce para ella, las mejillas de Lena se enrojecieron al ver que el chico no se movía.

-disculpa- salio de esos labios de los que Lena no se privó un solo segundo de admirar.

-descuida, yo tampoco estaba atenta-. Una vez que ambos estuvieron de pies ambos comenzaron a ordenar sus ropas, mientras seguían trasmitiendo sus disculpas. Ambos seguían en sus excusas cuando fueron interrumpidos por una voz que ambos conocían a la perfección.

-hola hermanito-. Sonrió irónicamente Lea "sabía que no podía ser tan perfecto"- pensó Lena.

-hola- contesto de mala gana Dylan, si bien pertenecían a la misma familia, ellos se detestaban. No eran hermanos de sangre pero la madre de Lea y el padre de Dylan estaban saliendo hace unos años.- ya tengo que irme. Adiós. Y disculpa.

-no te preocupes- dijo Lena mientras lo veía caminar por el pasillo, sin duda se había perdido en la belleza de aquel chico.

-Eres patética- pronunció con mucho asco Lea y luego se marchó perdiéndose por los pasillos.

Pov.Lena

Aquel chico era tan lindo, me gustaría mucho seguir viéndolo, salir y quizás algún día ser novios. Todas esas ideas se derrumban cada vez que me acuerdo que tendría por cuñada a la muy imbécil de Lea, me tiene tan harta con sus pendejadas, no la soporto más. Jamás le he deseado la muerte a nadie, pero a ella...agh...yo misma la mataría.

Había salido de mi última clase y me crucé en el pasillo con el chico de la mañana, me di cuenta que iba dos cursos más abajo, aparentaba ser mayor. Me quedé mirándolo un momento y se que lo noto, porque ahora me está mirando. ¡joder viene para acá!¡disimula...disimula!. Me voltee a mirar las plantas como si de pronto fuera una apasionada de la botánica.

-¡hey!...hola de nuevo.

-hola- sonreí entre sonrojada y cara de idiota babosa.

-antes no tuve tiempo, me gustaría saber tu nombre. Yo soy Dylan.

-soy Lea. Un gusto.

-no fue muy buena la manera en que nos conocimos- "fue la mejor para mí" - espero que no manche ni historial contigo.

-por supuesto que no, fue un accidente.

"El mejor para mí"

-¿nos vemos luego?- asentí sabiendo lo babosa que me veía, sin embargo no podía evitarlo. Me guiño un ojo y se marcho. La manera en que ese guiño me hizo sentir era casi una locura.

-amiga...te vuelve loca. Y se ve que se muere por ti.

-¿tú crees?

-por supuesto, no hay nadie que no se resista a tus encantos.

-yo se de alguien que si- interrumpió mi conversación la estúpida a la cual no soporto.

-déjame tranquila, ¿quieres?

-rubia...nos dejas solas.

-tu no me das órdenes est...

-silencio. Te vas-. Dijo con ese mismo Tonito insoportable que me irrita cada vez que lo utiliza, le hice un gesto a Miru para que nos dejara a solas.

-¿que diablos quieres?

-chiquita...esas palabrotas en una chica tan elegante como tú. Tus papitos, no estarían muy contentos.

-agh- intenté irme, pase por su lado golpeando su hombro pero su mano se posó sobre mi vientre y me detuvo.-no me toques.

-como si quisiera hacerlo. Te quiero lejos de Dylan.

-¡ja!- le sonreí incrédula e intente irme nuevamente pero otra vez se opuso.

-es en serio. El es un idiota y no quiero tener que soportarte en mi casa.

-déjame en paz, no tienes derecho a decirme con quién salir y con quién no.

-¿sabes? No se ni para que me preocupo de todos modos no eres el tipo de chica que busca, se aburrirá a los dos segundos de ti, cuando se de cuenta que eres una nena caprichosa, mal criada e inmadura- esta vez fue ella quien se fue, la seguí para encararla. Una vez que la alcance la cogí del brazo y la ingresé al salón más cercano que encontré.

-¿cuál es tu maldito problema conmigo?

-esa boca nena, recuerda a tus padres.

-¿ese es tu jodido problema? Que mis padres tengan dinero suficiente para cumplir todos mis caprichos y los tuyos no. ¿tanta envidia me tienes?- Ella me miro fijamente, podía ver su enfado y entendí que era exacto la razón. Me odiaba por no ser de su misma clase social. Iba decidida a salir de la sala, pero tome de su brazo y la jale hasta mi, su nariz quedó pegada a la mía. Si no hubiera sido porque ella rápidamente me empujo, terminando la conversación con un: "una hueca como tú, jamás entendería nada" , hubiera podido confirmar que sus mejillas se habían tornado rosas luego de nuestro pequeño acercamiento. Era eso o que en serio estaba enfadada. Deje de pensar en ello un momento y decidí irme a casa y olvidarme de esa imbécil que no valía la rabia.

Pd: holi🤙

en solo 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora