Capítulo 9

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                                                 Capítulo 9

                                                    

  -La leyenda más antigua de nuestras tierras cuenta que, un rey de reyes, hijo de dioses, amado por ellos y creados por ellos mismos con el nombre de Caledmon, luchó con un enorme ejército, venidos de todas partes contra la oscuridad. Ese rey venció y terminó con todo el mal que existía y como gratitud, su padre, su Dios, lo bendijo con el honor de gobernar esas tierras, junto con unos emotivos regalos para cada futuro hijo que le diera.

<<El mismo día que Caledmon conquistaba su futuro, su padre le otorgó unos poderes dibujados en su cuerpo y una preciosa espada de incalculable valor. Caledmon lo celebró con su gente, a cambio su Dios le hizo una última ofrenda, una preciosa mujer que aguardó en su habitación hasta que el rey la conquistó, la desposó y la convirtió en la madre de nueve hijos. >>

    De pronto, la imagen de nueve niños portando la marca de cara reino se reflejó en la cabeza de Ebolet, quien pudo diferenciar cada símbolo que había visto en cada reino del presente: El dragón, las alas de un águila, los tribales plateados de Bradamanti, el lobo, los hombres pez de su futuro reino, los símbolos perdidos de pirámides y un sol, las estrellas, los cuervos y la magia de su reino.

  -Cada niño fue bendecido con uno de los símbolos del padre y con una porción de tierras para reinar como futuros reyes, también su abuelo, uno de los dioses del cielo que amaba a su hijo Caledmon, les regaló un presente, un arma para distinguirlos del resto, exceptuando a los dos primeros, Esleferan y Dianuvis, futuros reyes de: El reino de la Oscuridad, y el Reino de la Aracna. Ellos fueron condecorados con la espada de su padre.

<< Caledmon fundió la espada que años atrás su padre le regaló y la convirtió en dos. Una engalanada con el oro más puro que existía y la otra nacida con la plata más virgen que nadie en su vida pudo encontrar. Eran únicas y con un curioso poder. La plateada, con el poder de la luna, fue otorgada a Esleferan, la dorada, con el poder del sol, a Dianuvis. >>

    La mirada de Ebolet, tras escuchar el nombre, no pudo más dirigir su vista a la aludida, la belleza que estaba clavada al suelo como por arte de magia.

  -Así que, por eso tiene ese nombre, ¿por su dueño? –Susurró Ebolet sin mirar a la reina.

  -Sí. Y, por su poder, su magia y su destreza, solo tú puedes empuñarla al igual que en antaño, solo Dianuvis o Esleferan podían empuñar su propia espada.

    Unas dudas sacaban otras, pero continuaba teniendo las mismas dudas. La mente de Ebolet no razonaba, ni se imaginaba como era posible que, un antepasado de Tarius, tuviera en su poder el don de una espada mágica.

  -El Reino de la Oscuridad, con una espada legendaria… ¿Cómo pudo tener un ser tan malo un parte de un rey que amaba a su gente ante todo?

  -Porque en antaño, el Reino de la Oscuridad era tan digno como otro cualquiera. –Respondió Cristela con mucho pesar.

  -¿Y qué le pasó? ¿Qué causó ese cambio?

  -Una mujer.

    Ebolet devolvió la mirada a Cristela y esperó a que continuara.

  -Una preciosa niña, amparada por la luna, un día de lluvia y terribles relámpagos, rompió el caminó de Caledmon y sus hombres, que fueron testigos de como una niña, en medio de un cráter e iluminada por la luna lloraba. Caledmon, envuelto en ternura por esa chiquita, la acogió en su reino como hija suya.

El Fecto De La Orquídea BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora