Reino de la Oscuridad
El dolor aplacaba su furia, como la pena su corazón. Su sueño, lleno de imágenes de ella, jamás podía competir con la realidad. Su Ebolet, su princesa, su amada.
Una mujer había roto con todos sus pensamientos, con su capacidad y con sus ansias de tomar cada reino, ahora sólo deseaba tomarla a ella, pero Catriel se la había arrebatado, se la había quitado de sus bazos.
Un rey contra otro.
–La muerte te busca rey de los Drakos, la muerte te canta y yo soy su nana.
Tristan se levantó de su lecho y apoyó una de sus manos encima de su pecho, donde latía el dolor fuerte de una herida infringida por una mujer de cabellos rojos que había tratado de matarlo, una mujer a la que daría caza y mataría tan rápido como al rey al que tanto odiaba.
Sí, ellos serían los primeros en terminar enterrados bajo tierra, después, cuando el ansia de la muerte se consumiera, con rapidez al sentir la victoria de ver caídos a dos de sus enemigos iría por ese entrometido dragón verde, el segundo al mano de Catriel, Laird…
¿Quién demonios era ese guerrero? Había llegado a odiarlo más incluso que ha Catriel, pero jamás, nunca se había cruzado con él y sin embargo, sentía una deuda pendiente con ese dragón. Darle caza y darle muerte ahora también se había transformado en su mayor afán de conquista, porque dentro de él, ese tal Laird, también era un obstáculo que le impediría acercarse a Ebolet, pero… ¿Por qué?
¿Quién demonios eres, Laird?
Sacudió la cabeza y se asomó a la noche, estirando su cuello, y deseando buscar la eterna movilidad como los murciélagos que gobernaban todo su cuerpo, deseando tomar el vuelo, arroparse en el frío y seguir el viento, sembrar su furia y su conquista por cada trozo de tierra amada por esa gente insípida. Pero primero tenía que recuperarse, fortalecer sus defensas y ampliar ese odio que emitía su corazón al movimiento para generar más poder, más voluntad y mucha más oscuridad para terminar con todo ser viviente, poner bajo sus pies a todo aldeano de todos los reinos y después, una vez recuperado del todo y con la energía recorriendo cada vena de su cuerpo, seguiría el camino que le dictaba su corazón y la recuperaría a ella.
–Ebolet.
Un lugar donde sólo podía vivir, donde sólo podía respirar y donde deseaba acurrucarse cada noche para despertar cada día y renacer con ella.
Una vida vivida, una vida buscando, deseando dictar su futuro, su legado y todo, por mucho que lo deseará, había cambiado.
Las conquistas quedaron atrás cuando la descubrió, cuando el efecto de la Orquídea Blanca cayó sobre él como un aluvión de agua cálida. Calor, era impresionante como ese manto de cálido atardecer se había posado en él y en su cabeza. Añoraba más su cercanía para toda la vida que tener la corona de los Nueve Reinos y lo que su poder le otorgaba.
Todo había cambiado.
Primero ella, luego el resto. Y desde luego que el resto, los Nueve Reinos, serian suyos y de ella.
–Cuando las nubes negras oculten el sol, cuando un camino lleno de viento, un viento que arrancará la piel de aquel ser u hombre decidido atravesarse en mi camino, cuando el fragor de la lucha escuches, me sentirás. Cuando la sangre en tu pecho te llene de dolor será la señal de que iré a por ti, mi reino ira en tu busca, allá donde estés, allá donde te oculten, allá donde duermas, te encontraré, el viento me llevará a ti, y el susurro de mi voz te avisará de ese encuentro. Sueña conmigo, escucha mi voz y recuerda mi presagio. Ebolet de Geneviev, espérame porque no voy a renunciar a ti, no hasta que mi corazón deje, por siempre, de latir.
Citó Tristan, mandando un mensaje por el viento a un destino que, inacabado, acaba de cambiar.
Nueve Reinos a punto de caer, una guerra que da comienzo con la oscuridad del cielo, donde la sangre teñirá cada corazón y cada vida.
Un destino que comienza con ella, con la flor que lo cambiará todo y que ya, el pasado se remonta con un amor diferente y un destino que descubrir, pero los amantes más destinados a encontrarse están escritos en sus leyendas y en las leyendas de cada reino.
Dos amores luchando por una vida y una vida que tendrá que elegir qué camino tomar.
La muerte en sus brazos o la vida de sus labios… Nunca será tan difícil saber, que desear y a cual amar.
Continuará…
-Próximamente: EL EFECTO DE LA ORQUÍDEA ROJA
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El Fecto De La Orquídea Blanca
Historical FictionNueve Reinos levantados en una tierra mágica, donde habitan seres extraordinarios con unos dones otorgados por los dioses según sus reinos y la sangre que corre por ellos. Nueve reyes, Nueve dinastías con Nueve vidas a punto de dar comienzo a una nu...