Everything Has Changed |Harry Styles| - EDITANDO -

Capítulo 27

 {Narra Harry}

Llegue a casa de mis abuelos. Ally se había dormido a medio camino de venida hasta aquí. Un pueblo alejado de Londres. Él nombre del lugar era de lo más raro, pero el lugar era muy hermoso. Me había hecho más de dos horas ya que nos habíamos detenido a comer algo. Él hambre me estaba matando y Ally también.

Me baje del auto con cuidado de no tropezarme con algunas piedras que estaban por ahí. Rodé el auto hasta llegar a la puerta del copiloto y la abrí. Ally se removió en el asiento y poco a poco fue abriendo los ojos.

― Princesa, es hora de ver a la abuela Anne ― susurre desabrochando él cinturón de seguridad con mucho cuidado. Ally extendió los brazos para que ya tomase.

Entramos a la casa de la abuela. Olía peculiar, a casa de viejos. Mis abuelos no eran tan viejos, tenían tal vez sesenta años, o más. Pero menos de ochenta, eso era seguro. No lo sabía con exactitud. Soy muy malo recordando fechas importantes, como cumpleaños, citas, aniversarios y todo eso, simplemente se me olvidaba.

― ¡Ya llegue! ― grite.

A los pocos segundos apareció mi madre y detrás de ella Gemma. Al verme sonrieron un poco, pero al ver a Ally sonrieron enormemente. Y como lobos cazando su presa, se lanzaron a mí y rápidamente me quitaron a Ally de mis brazos.

― ¡Harry! ¡La trajiste! ― dijo, primero que nada Gemma.

Aturdido por la rapidez con la que me habían quitado a Ally las mire enarcando una ceja.

― Así es. Scarlett salió de la ciudad y sus padres me dijeron que ella la había dejado para que yo la cuidara ― mentí. Una mentira no le hacía nada mal a nadie.

Realmente no quería hablar sobre el tema y porque Scarlett se había ido sin más ni más. Aun me seguía preguntando del gran motivo. La había visto un día antes, absolutamente todas las horas ―o casi todas― estuve con ella. Sin despegarme, solamente la hora de nuestra discusión por la escena de celos que le había hecho. Pero era una gran estupidez.

Pero al escuchar que ese chico le daba la pizza gratis por su número y ver como ella iba a ceder, me hizo que la sangre me hirviera de la ira y rápidamente hice lo que hice. No soy celoso... solo con Scarlett.

― Hola bebé hermosa ― dijo Gemma dándole un beso en la mejilla a Ally. Ella solamente se limitó a reír.

― ¡Tía Jena!― chillo emocionada Ally.

Gemma río, porque Ally no había podido decir bien su nombre. Pero estaba cerca. Mi familia amaba a mi hija. Eso sin duda.

― ¿Cómo estás? ― le preguntó Gemma a Ally.

― Bien ― contesto risueña en un susurro.

― ¡Ya, ya! Es turno de la abuela ― mi madre le quito de los brazos a Gemma a mi hija. ― Mi amor, te extrañe tanto ― ahora la que fundía sus labios en la cara de mi bebé era mi madre.

No creer ver esa escena a esta edad, si no más adelante. Aún no podía creer que sea padre. Sigo sin creerlo. Por una parte estaba tan feliz de tener una hija, la quería y la amaba. Era el producto del amor que le tenía a Scarlett. Y eso me alegraba. Pero por él otro, bueno... no había nada por la que no la quisiese. Amaba con todo mi corazón a Alice.

― ¿Qué está pasando aquí? ― dijo una voz detrás de la espalda de mi madre.

― ¡Abuela! ― grite extendiendo los brazos como un niño chiquito y corriendo a los brazos de mi abuela.

Pero rápidamente ella me esquivo para llegar a mi madre que estaba ahora detrás de mí con Ally en brazos.

¿Acaso me ha evitado por mi hija? Enarqué las cejas. Me había cambiado por mi propia hija.

― ¿Esta nena es la hija de Harry? ― Le preguntó mi abuela Raquel a mí madre.

Ella asintió feliz de la vida. Al principio no le agrado la idea de ser abuela tan joven como ella decía, pero después de todo terminó por aceptarlo. Los padres siempre dicen que no querrán a sus nietos, pero con el simple hecho de verlos los amaban al instante.

― ¡Pero que hermosa! ¡Deja que tú bisabuela te cargue! ― Ahora Raquel tenía a mi bebé.

Ally miraba con una expresión rara al ver a mi abuela. Era normal, no la conocía ni la había visto en fotos. En cambio ella estaba fascinada con mi bebé. Al igual que mi madre y Gemma le dio unos cuantos besos.

― ¡Harry sí que haces una hijos muy bonitos! ― alagó mi abuela.

― Si fue hecha con mucho amor y esfuerzo ― dije en doble sentido mientras reía.

Sentí como mi madre me daba un golpeé con su codo en las costillas. Me retorcí del dolor que había causado. Auch. Eso dolió.

Mire a mi madre asesinamente. Y ella ni siquiera me volteaba a ver. Que descaro.

―

Estábamos todos reunidos en la mesa. Mi abuelo, Carric comía su porción de lasaña que había hecho mi madre. Al lado izquierdo estaba mi abuela Raquel, y alado de ella estaba mi madre. Al otro lado de mi abuelo estaba Gemma y después Ally y luego yo. Eso ponía a mi abuelo enfrente de mí.

Todos comíamos de la deliciosa comida casera de mi madre. Se le daba bien eso de hacer la lasaña. Sin duda, la amaba. Se me hacía el agua la boca con solo verla o de tan solamente pensarla unos escasos segundos.

Mire como Ally miraba extrañada la comida. Conocía esa expresión. Era la misma que hacía Scarlett cuando no le gustaba algo.

― Come Ally. Si no la pruebas no vas a saber si te gusta ― le dije. Ella me miro e hizo un puchero. ― Come mi amor. De verdad, te va a gustar.

Ally miro una vez más el plato. Deje mis cubiertos y tome los de ella. Partí un pedazo de lasaña y luego se lo acerque a la boca.

― Ahí viene el avioncito ― dije riendo mientras hacía unas cuantas vueltas con el tenedor en el aire como si fuera un avión.

Al final lo acerque a la pequeña boca de Ally. Ella abrió la boca y cerró los ojos. Metí el pedazo de lasaña y ella cerro su boca y comenzó a masticar.

Pero que niña. Reí por la expresión que hacía por cada mordisco que le daba. Al final, su mueca termino en una cara de satisfacción. Le había gustado.

― ¿Te gusto princesa? ― ella me miro y asintió.

― ¡Más, más! ― Chillo.

Iba a partir un pedazo pero Gemma se adelantó. Hizo el mismo procedimiento que yo. Pero su avioncito fue un asco ya que el pedazo se le cayó a la mesa de cristal. Estalle en una carcajada, al igual que Ally que reía solamente porque yo lo hacía.

― ¡No te rías Harold! A todos nos puede pasar.

― Sí, claro. A todos menos a mí.

Gemma enarco las cejas. Para luego estallar en una carcajada al igual que yo.