Capítulo 29

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{Parte I}

Me levante temprano. De todas formas la noche anterior no pude dormir muy bien. Tenía en mi mente todo lo que ha pasado. Todo o que está pasando, Todo lo que está por pasar. Era un embrollo.

No entendía porque tenía una vida tan, pero tan complicada. No lo lograba a entender. ¿Qué había hecho yo mal? ¿Qué error había cometido? Que yo recuerde, ninguno. Siempre fui buena hija, respete las reglas y jamás hice algo malo. «Tal vez, fue enamorarte de tú mejor amigo.» me susurro una vocecita con desdén dentro de mi cabeza.

¿Eso era? ¿Por qué me había enamorado de mi mejor amigo? A lo mejor tiene razón. Todos mis problemas empezaron cuando inicie ese trato con Harry. Al no querer nada de sentimientos en nuestra “relación”.

No me quería enamorar, pero… no lo pude resistir.

Caí en los brazos de Harry,  como muchas veces lo hago.

Entre en la baño y prendí la ducha. Quería tomar una ducha muy, pero muy caliente que me quitara toda esta tención. Me quite toda la ropa que tenía encima. Primero metí una pierna, para luego meter la otra. Me introduje lentamente hasta quedarme sentada. Oh, sí esto era vida.

Recordé vagamente por qué me enamore de Harry.

Primero, estaba su actitud conmigo. Jamás fue malo conmigo, o me faltó al respeto. Siempre era bueno y me ponía apodos de cariño, siempre estaba con él. La mayoría del tiempo. Siempre abrazados y tomados de la mano. Su cabello, esos rulos que me volvían loca. Después estaban sus hermosos ojos, que tanto, tanto amaba de él. Qué hacían que siempre me perdiera en ellos. Eran unos ojos muy hermosos.

Tenía que volver a la realidad. Harry no me ama. Tengo que decidirme por uno, y tal vez, solo tal vez sea Gregg y no Harry. Nuestros caminos no están unidos, tengo que entenderlo. Están muy separados y jamás podremos estar juntos por más que luchemos. Siempre tenemos problemas, nunca podemos estar felices. ¿Qué esperanza tengo? Ninguna. Ninguna maldita esperanza para poder estar con Harry.

Pero en cambio, con Gregg jamás peleaba, con él siempre estaba en armonía, era guapo, tenía mucho dinero, era un caballero, me acepto con todo e hija. ¿Por qué no puedo amarlo? …  no estoy enamorada de él. Tengo que entender que estoy enamorada de Harry. Mi corazón pertenece a él no a Gregg.

Salí de la ducha y enrolle mi cuerpo en una toalla blanca y salí del cuarto de baño. Fui hasta mi maleta y la abrí. Tome la primera ropa interior que había, era de encaje blanco. Uno de mis favoritos. Lo tome y me los puse.

Luego, opte por un ligero vestido rosa, floreado y holgado. No hacía mucho calor en New York, pero en Londres jamás lo podré usar con tanto frío. Me puse unas botas café que combinaban con él vestido. Me Até el cabello en una cola alta y me maquille un poco.

Ahora, tenía que volver a la realidad. Solamente quisiera terminar con todo esto y lanzarme a los brazos de Harry. Pero no podía. Se sentía comprometida con Gregg por todo lo que había hecho. Pero tenía que parar todos los preparativos de la boda. No creo que Gregg quiera casarse en un mes con todo esta catástrofe. No era lo indicado.

Salí de la habitación y baje las escaleras. Al parecer nadie había bajado todavía.

― Buenos días Dorothea. ― salude al ama de llaves que lavaba los platos mientras miraba algo de televisión.

Dorothea era como la segunda madre de los chicos, ya que siempre los cuidaba cuando sus padres estaban de viaje. Y eso era a menudo, ellos siempre tenían que salir de viaje muchísimas veces. Eran de esa clase de padres que no se preocupaban por sus hijos y pensaban que con el dinero y comprándole todo iban hacer feliz. Pero millón y un cosas jamás le darían algo muy importante. El amor, el amor entre familia que era uno de los más hermosos tesoros que hay en la tierra.

― ¿Qué quiere desayunar señorita Black? ― me preguntó Dorothea sonriente.

― No lo sé. Uhm.

― ¿Unos Omelettes y tostadas? ― preguntó.

Al momento mi estómago hizo un horrible sonido. Oh no.  Muero de hambre.

― Omelettes y tostadas serán ― rió Dorothea.

Se volvió y comenzó hacer el desayuno.

Mientras tanto yo revisaba los mensajes y llamadas perdidas que no había atendido. Había llamada de mis padres, de Fran, de Laura y de mi padre. Ninguna de Harry… No… si tengo algo de Harry… un mensaje.

Lo abrí sin pensarlo. Pero al momento de leer lo que me había mandado me sentí mal.

“¿Por qué te fuiste? ¿Acaso no te hago feliz? ¿Por qué jodidos no entiendes que te amo con locura?  Pero bueno…qué tengas buena estancia en New York siendo infeliz alado de otro hombre que no te ama ni la mitad de lo que yo te amo.

Te fui a buscar a casa de tu madre. A ti a Ally y mi auto. Quería pasar todo el maldito día contigo y con Ally. Estar los tres como una familia. Pero veo que a ti no te importa nada de eso. Pero no olvides algo. Aun que me hagas daño, seguiré aquí queriéndote como un completo Oops, enamorado de ti.

Te amo.
Harry.”

Debajo del mensaje había una foto de Gemma, Anne, Ally y él.  En una casa. Sabrá dios de quien.

Problemas, problemas y más problemas habidos y por haber. Sin pensarlo sonreí con sorna al ver la foto de mi bebé. La había dejado en Londres, no tuve el valor de llevarla conmigo aburrirse y llorar. Y aparte, muy en el fondo no quería volver a separar a mi hija de su padre.

Hasta ahora, me di cuenta que mi corazón se aceleró. Me temblaba la mano, y la respiración se me entrecortaba. Sentía como el color se había ido de mi cara.

¿Por qué Harry era tan romántico, pero tan Oops? No lo sabía. Simplemente no sabía porque era así. Me volvía loca, loca de amor y loca de ira. Lo odiaba y lo amaba. No quería estar con él pero a la vez sí.


― Aquí tienes linda ― musito Dorothea poniendo un plato con la deliciosa comida que había preparado. Uhm, olía muy bien.

― Muchas gracias Dorothea, muero de hambre ― ella solamente me sonrió. Tome un cubierto y comencé a comer.

Ni yo misma me entendía. Mire por la ventana de la cocina y mire como los árboles se agitaban con el viento. Suspire. Sé que amo a Harry, puede ser un Oops, mujeriego, ignorante, estúpido, un pedófilo era todo eso y más, pero era mío y de nadie más. Era el amor de mi vida, me guste o no.

Ahora estaba segura de algo. Lo extrañaba, habían pasado dos días desde que llegue y lo comenzaba a extrañar. No sabía bien la hora que era en Londres, eran las seis de la tarde, ya que aquí son las doce. O eso creo.

Pero siempre estaba Gregg ahí.  Si estaba con él era por la gratitud que sentía por él y porque no podía romper mi relación con él sabiendo que está en este estado. Pero no lo amaba. Y como dijo Harry, él no me iba hacer tan feliz como Harry.

No podía ir corriendo a decirle a Gregg que no lo quería. Que prácticamente lo engañe mientras el sufría aquí en New York. Solamente terminare de apuñalarlo. Eso es lo que voy a conseguir.

Sin darme cuente termine el desayuno. Agradecí a Dorothea y se llevó el plato sin una pisca de comida. Dorothea cocinaba de maravilla.

Everything Has Changed |Harry Styles| - EDITANDO -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora