Sipnósis

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 La esperanza de vida se disminuía en la ciudad subterránea, siendo un sitio en el que hurtos, asesinatos y negocios ilícitos son necesarios para el bienestar y sustento económico de las personas, la mayoría de los ciudadanos mueren a temprana edad, sea por hambre o por enfermedad, ya que las escasas condiciones higiénicas del sitio dan paso a infecciones mortales para los habitantes que, están presos en este agujero infernal.

Un ejemplo es la pequeña Tabitha Hirazen; una niña nacida en Sina. Tamy, su madre, apenas teniendo tiempo para ella, no podía cuidar las 24 horas de su hija, como madre soltera trabajaba para mantener su familia. No iba a negar que tenía buen sustento económico, comían y vestían bien, pero maldito el momento en que se fijó en cierta persona, un hombre que la hizo sufrir lo que nunca había sufrido. 

Llegó a embarazarse del hombre, el cual de inmediato negó ser el padre, la pisoteó completamente y solo le rompió el corazón para luego marcharse. Logró recuperarse al dar a luz a la pequeña niña de cabellos negros y piel pálida, muy parecida a su padre.

Tabitha creció entre amor familiar, una niña curiosa desde temprana edad, educada y muy alegre. Sus hermanos, el mayor de 30, uno de 28 y el menor de ellos de 26, la rodeaban de protección maternal mientras su madre trabajaba, los dos mayores eran soldados de la policía militar al servicio del rey, seguros y cerca de su familia. Mientras que el menor era empresario y junto a su madre brindaban sustento a la cariñosa familia.

El desafortunado incidente que arruinó los corazones de ese pintoresco hogar ocurrió una noche, los hijos se encontraban fuera, trabajando hasta tarde mientras que Tamy con un montón de papeleo de su trabajo se quedó a altas horas de la noche para terminarlos. La pequeña Tabitha se hallaba sola en su habitación, su sueño se había ido y decidió levantarse para mirar sus juguetes nuevos, había cumplido sus ocho años no hace mucho y estaba realmente alegre, con una sonrisa que no se quita en días. Unos pequeños ruidos en el pasillo la sobresaltaron, se levantó de la alfombra del suelo y corrió a la puerta abriéndola rápidamente esperando ver a su madre, pero en cambio observó a un hombre de tez blanca y cabellos azabaches de ojos oscuros como la noche mirarla detenidamente. Con su inocencia a flor de piel ladeó su rostro curiosa.

- ¿Quién es usted? -logró preguntar con su dulce voz, el hombre ladeó una sonrisa.

- ¿Tu madre no te ha hablado de mi? -se arrodilló a su altura observando bien a su hijita.

- No. -respondió sin más provocando un encanto en el hombre.

- Sí que  eres hija mía... Tu madre no es una completa zorra ¿Eh? -Tabitha abrió los ojos levemente ante sus palabras.

- Esa es una mala palabra. -comentó y este sacó un pañuelo de su bolsillo.

- Pequeña, ¿Cual es tu nombre? -vertió un poco de líquido en la tela mientras la niña sonreía dulcemente.

- Tabitha. -respondió y el hombre le puso el pañuelo frente a ella.

- Mira, huele esto. -ella asintió y apegó sutilmente su nariz en el trapo. - Ahora te pondré mi apellido, hija mía.-el hombre sonrió antes de cargarla cuando la vio flaquear llevándosela con él al mismísimo mercado negro.

La ciudad subterránea. 


Wounds  (Levi Ackerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora