Jueves 1.º de junio
La primavera dura tan sólo un momento. Y había olvidado las tormentas. Entre Jeanne y yo, estalló antes de ayer a la tarde. Un malentendido inesperado: un intruso surgió entre nosotros, en el banco. Siempre el mismo...
—Shawn, es en serio. Esta vez, te necesito. De verdad.
Estaba preparado. Por Jeanne, hubiese ido hasta el fin del mundo. Pero esta vez, era más lejos de lo que me imaginaba.
—Tienes que acompañarme. Debo ir a un concierto.
Creo haber comprendido de inmediato. Conciertos hay en Francia varias decenas todos los días. Había una oportunidad entre mil. Y, por supuesto, cayó justo:
—El sábado que viene. El 3 de junio. En Toulouse.
Estuve a punto de confesarle todo. Era el momento quizás. Vacilé durante el segundo necesario. No, imposible, era demasiado precipitado. Jeanne venía a importunar mis planes; el momento justo sería el 24 de junio. Como Amado, Jean y yo lo habíamos decidido. Porque ese día tomaríamos a Paul Niemand en serio. Y porque él iba a revelar de una vez por todas la obra de Oscar Lefleix.
—¿Dudas? ¿No puedes?
No. No podía ir a Toulouse a asistir al concierto en la Halle Aux Grains. No podía estar, a la vez, con Jeanne en la sala y al piano sobre el escenario.
—Vamos, Jeanne... ¿pero qué quieres ir a hacer a Toulouse?
Sabía la respuesta:
—Paul Niemand dará un concierto.
Era eso. Paul Niemand. Era él a quien Jeanne amaba. Él a quien ella admiraba. Adulaba. ¡Una imagen de revista! Habría de decepcionarse, sin duda, cuando conociera la identidad del modelo. Mientras tanto, Niemand me hacía sombra. Me robaba protagonismo y el amor de quien yo amaba. Para negarme a ese viaje, había un montón de pretextos. Comencé por el más grande:
—Escucha, Jeanne, imagina la reacción de tu madre si yo le dijera...
—¡Ah, mi madre!
—Jeanne, tienes quince años. Yo tengo dieciséis. Y Toulouse queda a mil kilómetros.
No sabía si debía multiplicar o dividir todos esos números. Pero fuera cual fuese la manera de combinarlos, llegaban a un resultado absurdo: era una operación imposible de efectuar...
—Sé razonable...
Razonar es lo último que se le puede pedir a alguien que quiere cometer una locura. Y Jeanne estaba loca. Loca por Paul Niemand. Reprimió un sollozo y se fue. Sin una mirada, sin siquiera despedirse.
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la chica de 2°B ; s.m
FanfictionPara Shawn, la música no es algo optativo: simplemente no puede vivir sin ella. Pero una pasión inalcanzable, acaba de irrumpir en su mundo: Jeanne, la chica de 2°B. Su desafío es lograr que Jeanne entienda, a través de la música, lo que él no puede...