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Miércoles 7 de junio


Ayer, me encontré con Jeanne en el banco. No me habló de Toulouse. Yo tampoco, evidentemente. Si uno de nosotros hubiera preguntado, el otro habría contestado. Y el hilo se hubiese desenrollado con tres semanas de anticipación.

Frente a su desasosiego, me sentía desarmado; y frente a su silencio, mudo.

Estábamos allí, haciendo equilibrio al borde de nuestras confidencias. Tenía palabras de amor para darle por toneladas, pero cada vez que abría la boca, reventaban como burbujas.

Entonces nos contentamos con algunas banalidades: los exámenes se acercan, qué lástima estudiar, verse tan poco, sí, sobre todo cuando el tiempo está tan lindo, me tengo que ir, chau, hablamos...

Pero de común acuerdo, no nos besamos. Porque hay demasiada gente y lo que no hay es ánimo.

la chica de 2°B ; s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora