La Manada Del 6B || Stydia

Capítulo 40: Tú

Stiles Stilinski

—¡Lydia!...¡Lydia!

Sabia que gritar era inútil, pero aquello era para lo único que mi organismo reaccionaba en ese momento. Mis ojos no dejaban de seguir al sujeto que la cargaba sobre sus hombros mientras ella pataleaba tratando de zafarze de sus sucias manos.

¡Esa es mi Lydia!

Pero aunque verla luchar de esa manera fuera fascinante, el terror que me consumía mientras los metros entre nosotros se hacían más largos me obligaba a seguir gritando, y casi quise darme un tiro en la cabeza cuando vi que sus brazos se volvían flácidos y su cabeza caía de golpe.

Cloroformo. No otra vez.

—¡Lydia!

Trato de girarme hasta quedar de cara al techo, siento el suelo debajo de mi espalda, suerte que llevaba una chaqueta en ese momento o de lo contrario mi espalda ya estaría hecha una mierda. Estiro mis brazos todo lo que puedo para intentar alcanzar la soga en mi tobillo, pero esta seguía tirando de mí, haciéndome fallar en todos mis intentos.

Lo único que se oía en el pasillo eran los gritos de mis amigos, y el chirriar de nuestro calzado. De repente mis pies chocan contra una pared y los gritos se detienen. En ese instante me levanto y desato las mierdas de mis tobillos, pero en cuanto me doy la vuelta veo la siniestra sonrisa de Ethan por encima de mí.

Había más chicos con él, rodeandonos, los había visto antes, en los pasillos y a veces en clases; pero la manera en que nos miraban ahora era aterradora. Estaban furiosos, y su sonrisa sólo decía una cosa...Venganza.

—No temas Stilinski, tu novia va a estar bien...Al menos por unas horas

—¿Qué planeas Ethan?—le gruño entre dientes, mis manos temblaban y tuve que apretarlas contra mis rodillas mientras controlaba el impulso de volverlas puños.

No. Aún no.

—Ahora, sólo las drogaremos y encerraremos....en el congelador—contengo el aire, veo que juguetea con un walkie talkie que lleva en su mano derecha—. Y cuando despierten, Isaac lo encenderá...

—¡Antes te llevo al infierno!—oigo que grita Scott a mi lado, pero yo trataba mantenerme consciente, mientras mis manos sujetaban las cuerdas cada vez con más fuerza.

Aguarda...sólo un minuto más...

El latido de mi corazón resuena contra mis oídos, cuando Ethan camina hacia Scott y le da un puñetazo en el rostro.

No...no...

—Siempre quise hacer eso—susurra Ethan.

Aprieto los dientes con fuerza mientras escucho la risa seca de Scott. Aunque sé que a mi amigo se le salen sus golpes por el trasero, a mi sólo me retuercen el estómago y aumentan mis ganas de tomar el cuello de Ethan, y apretar...

—Oh, Ethan...—susurra Scott con voz ronca...una muy mala señal para él—. Si tan sólo tuvieras la suficiente creatividad para imaginarte lo que yo voy a hacerte si le hacen un rasguño a mi novia.

Se inclina hacia él.

—¿Tú y cuantos más?—dice, retándolo—. Oh, es cierto lo olvidaba...¡Ustedes son Los Seis!—exclama levantando los brazos—. Los chicos más problematicos de todo el Infield Hale...

Inhalo aire bruscamente mientras enrollo la cuerda con mis manos, detrás de mi espalda. Todo esto sin dejar de cargar mi ira encima del idiota frente a mí.

—¡Intocables!—grita—. ¡Pero no más, ya basta de sufrir por culpa suya!...¡Ahora que conocemos sus debilidades, es hora de que paguen por lo que han hecho!