Capítulo 21: Corazón Roto

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―Eso no es mío―se apresuró a decir Malia, señalando el bote de pintura en aerosol.

Pero nadie la escuchaba, aunque sí la mirábamos, así como también mirábamos el bote de pintura, estupefactos.

Aunque debo admitir que una parte de mi esperaba esto, era demasiado obvio como para no ser verdad. Las miradas extrañas de Malia cada vez que Stiles y yo estábamos juntos, el que ahora de la nada sean novios de nuevo, y luego está la actitud tan borde que tenía hacia Marin.

La razón por la que no permitía que entrara a la habitación a revisar sus cosas, es que iba a encontrar exactamente lo que estaba buscando. Alguna prueba de que uno de Los Seis había pintado la pared. Un culpable.

―¿Entonces apareció por arte de magia?―responde Marin, escupiendo sarcasmo con cada palabra.

―No...Alguien más debió meterlo en mi mochila―intenta defenderse.

Ahora estaba nerviosa y molesta, demasiado nerviosa y molesta. Aleja su mirada de Marin y camina hasta colocarse frente a su primo.

―Derek tú realmente no crees que yo haya hecho eso ¿O sí?

Pero no responde. Por supuesto que lo creía, era su familia pero eso no quitaba el hecho de que estaba en un internado por hacer cosas iguales a la que se le culpada en este momento.

―Malia, acompáñanos a dirección―demanda Marin.

―¿Qué?...¡No!―retrocede y se aferra de nuevo al brazo de Stiles, quien mantiene la vista fija en la nada y que no parece darse cuenta del abrazo de Malia.

―La pintura estaba entre tus cosas.

―¡Eso no prueba nada!―le grita.

―Entonces explícame que hacía en tu mochila.

―¡Ya te dije que no lo sé!―réplica―. Eso no es mío, yo jamás había visto ese bote de pintura.

―¿Entonces dices que este frasco que contiene la misma pintura con la que está rayada la pared y que apareció misteriosamente en tu mochila no es tuyo?

―¡Exacto!―exclama Malia.

―Ya basta―interviene Derek. Todos lo miramos, en silencio, pero este aún no miraba a Malia, no miraba a nadie―. A la oficina, Malia―dice, con voz grave y firme. Aquella voz autoritaria característica de un Hale.

Malia está a punto de responder pero parece arrepentirse, suelta un gruñido y sale de la habitación hecha una furia. Podrías enfrentarte a Derek Hale, pero jamás saldrías victorioso.

―Gracias chicos, pueden volver a sus actividades―dice Marin antes de salir de la sección junto a Derek.

Si con eso se refería a volver a encerrarme en mi habitación a llorar, eso es exactamente lo que haré.

Pero ahora no sólo tenía ganas de llorar por tristeza, sino también por rabia y enojo. Estaba enfadada, enfadada con Malia Hale.

Ella había escrito eso en la pared, ahora estaba segura de ello, y la razón de por qué lo hizo no es para nada desconocida. Estaba tan feliz dando brinquitos por todas partes debido a que regresó con Stiles que sólo hacía falta hacer algo para restregármelo en la cara. Y eso fue justo lo que hizo con aquel mensaje.

Doy media vuelta y abro la puerta de mi habitación.

―¿A dónde crees que vas?―escucho decir a Stiles a mis espaldas.

Un molesto escalofrío me recorre por completo, la voz de Stiles de por si me resulta dolorosa ahora, y escucharlo dirigirse hacia mí me causa punzadas de dolor. Lentamente y con toda la fuerza que soy capaz de reunir, me vuelvo hacia él.

La Manada Del 6B || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora