Capítulo 18: Un trato con el Karma

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Stiles Stilinski

No había nada en la mesa de postres que quisiera llevarle a Lydia, aunque era mi culpa por no haberle preguntado antes acerca de sus gustos  con los dulces.

Tomo un brownie de chocolate y lo comparo con el pastelillo de fresa en mi otra mano, a decir verdad pienso en ella cada vez que miro el pastelillo, o más bien pienso en cada vez que me corrige por el color de su cabello. Yo sé perfectamente que es rubio fresa, pero es adorable cada vez que se enfada por que la llamo pelirroja.

También sé que me había dicho que no quería ningún postre, pero las mujeres suelen ser muy extrañas, y además con la poca experiencia que he tenido con chicas sé que cada vez que una mujer dice "No" en realidad quiere decir "Sí", incluso podrían decir que está lloviendo y lo que verdaderamente significa es que quieren tomar una ducha o algo parecido.

Aún me falta mucho por investigar si quiero escribir ese famoso manual sobre como entender a las mujeres.

Específicamente, cómo entender a Lydia Martín.

Fue en ese momento que me di cuenta de que en todo este tiempo no había parado de pensar en ella. Finalmente y sintiéndome como un estúpido, dejé ambos postres en su lugar. No sabía el motivo de mi extraño comportamiento, o a decir verdad, sí lo sabía, sólo que no quería admitirlo.

Me preguntaba si ella aún seguía mirándome a escondidas como siempre, y aunque a mi me gustaba que lo hiciera, me gustaba mucho más mirarla yo a ella. Sólo que a mi no me importaba si se daba cuenta o no, aunque al principio así era, ahora ya no, si había tenido las suficientes hagallas como para besarla, las tendría para mirarla cuando se me antojara.

Pero al mirar en dirección a la mesa, vi que ella ya no estaba. Antes de que me diera cuenta ya me encontraba caminando hacia Jackson, este me miró extrañado en cuanto llegué.

—¿En dónde está Lydia?—inquiero, preocupado.

—Tranquilo sólo fue al baño—y al parecer Jackson lo había notado—. A las chicas no les gusta que seamos tan posesivos.

No hago caso y salgo de la cafetería, el pasillo estaba oscuro y solitario, necesitaba un cambio de focos, ya que estos parpadeaban cada cinco segundos. Me detuve frente al baño de mujeres y llamé.

—¿Lydia, estás ahí?—dije golpeando la puerta gris—. ¿Lydia?

Pero nadie contestaba, ni se escuchaba ningún ruido desde adentro. Vacilo antes de abrir la puerta y entrar para verificar lo que pensaba.

El baño está vacío.

—Tranquilo Stiles, seguramente se fue al otro baño—murmuro para mis adentros.

Pero sabía que aquello era poco probable, Lydia no iría a otro baño si tenía uno cerca, a eso le llamaría una "Pérdida de tiempo".

Así que, ¿En dónde está?

Cuando salgo del baño algo impacta contra mi rostro, sujeto la hoja de papel y la alejo de mi cara para mirarla. Es una nota, o mas bien algún tipo de cartel, sin embargo las palabras escritas en el sonaban más bien como una advertencia.

Encuéntrame cerca del gimnasio antes de las 6 si quieres saber en dónde está la pelirroja. No importa lo mucho que busques, jamás sabrás en donde está ni mucho menos si está a salvo.

KARMA

La hoja de papel se resbala de mis manos.

—Scott—susurro—. ¡Scott!

Con el corazón a punto de salirse de mi caja torácica me echo a correr por los pasillos rumbo al jardín. Corro por el campo esquivando a cada estudiante y saltando por encima de las canastas de picnic, localizo a Allison junto a Melissa, observando uno de los rosales.

La Manada Del 6B || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora