Capítulo 5: Vendetta

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Cuando despierto, me encuentro en una habitación oscura, tengo que parpadear para aclarar un poco mi vista; cuando voy a tallarme los ojos unas sogas alrededor de mis manos me lo impiden, es ahí cuando caigo en la cuenta de que me encuentro atada a una silla. Forcejeo tratando de escapar, pero mis intentos fallan.

—¿Hola?—grito—. ¿Hay alguien?

Sabía que era una estupidez, pero no tenía otra opción mas que esperar a que alguien llegara.

—Quien quiera que seas, será mejor que me dejes salir—me remuevo en la silla.

Escucho pasos en mi dirección seguido de unas risas espeluznantes. El eco de los pasos comienza a ser más constante, una luz se enciende, permitiéndome ver a dos personas frente a mí, ambas tenían mascaras del guasón, por lo que no podía ver sus rostros. El resto de sus cuerpos estaba cubierto por una toga de color negro.

—¿Quiénes son ustedes?—digo.

—Vaya, vaya, tenemos a una chica ruda—me responde uno de ellos, su voz sonaba distorsionada debido a que en su cuello, llevaba un sintetizador de voz lo que le hacía parecer una bestia robótica—. Lydia Martin, una de Los Seis, que belleza—se inclina en mi dirección y toma un mechón de mi cabello entre sus dedos.

Me retuerzo en un intento de alejarme de él pero me sujeta de la barbilla.

—No me toques imbécil—le escupo.

—No creas que por ser una de las chicas más problemáticas en este internado de mierda eres intocable preciosa, tú y tus estúpidos lobitos serán acabados. Yo me encargaré de hacer de tu vida un infierno así que más vale que desempaques y comiences a instalarte, porque no saldrás de aquí nunca—espeta—. Yo sé lo que hiciste Martin, todas las cosas que has hecho, tú más que nadie te mereces estar aquí, y todas las personas que te rodean pagarán por tus actos.

Podía sentir su aliento chocar contra mi rostro. Cierro los ojos para evitar su mirada, un nudo comienza a formarse en mi garganta y el miedo me envuelve mientras la persona frente a mí coloca sus manos sobre el respaldar de la silla, acorralándome.

Temía lo que fuera a hacerme, estaba totalmente indefensa.

¿Quién era esta persona y por qué me asustaba?

¿Por qué me hacía esto?

Retuerzo mis manos en un intento de sacarlas, ignorando el ardor que las sogas me provocan, y reprimo las lágrimas que luchan por salir de mis ojos en cuanto siento la nariz del sujeto acariciando mi rostro. Me remuevo de nuevo pero lo único que logro es sacudir mis pies, los cuales no estaban atados. En ese momento una idea llega a la cabeza.

Abro los ojos y acumulo todas mis fuerzas para patear a la persona frente a mí. El sujeto grita de dolor y retrocede hasta chocar con el otro enmascarado.

Maldita Perra—dice entre dientes.

¿Cómo me llamó?

La otra persona lo rodea con sus brazos y lo lleva fuera de la habitación.

Cuando me encuentro sola de nuevo recorro él lugar con la mirada tratando de hallar una forma de escapar, estaba situada justo en el centro de los vestidores de caballeros y no había nada cerca que pudiera usar. Habían sido listos en cuanto a eso.

«Maldita Perra.»

Las palabras de mi atacante no dejan de rondar por mi cabeza. Trato de ordenar el rompecabezas y buscar una solución a este problema.

Sólo una persona en el instituto me había llamado así.

Ethan.

¿Podía ser?

La Manada Del 6B || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora