Capítulo 42: El plan

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—De acuerdo—dije, tratando de no caer en llanto.

Se puso de pie, deslizándose como una serpiente hasta abalanzarse sobre mí otra vez. Me dio un firme apretón en la cintura y juntó su frente con la mía. Para ese momento las lágrimas ya recorrían mi rostro sin parar.

Oprimió el botón y el asensor comenzó a subir de nuevo. Veía el cuerpo inmóvil de Jackson tambalearse un poco por el movimiento, a mí sólo me hacía querer tragarme una botella entera de cloro.

No podía parar de llorar. Aiden todavía no apagaba la pantalla de su celular, por lo que podía seguir viendo a los chicos, pero en ese momento vi algo extraño, o eso creí...Ahora ya no estaba segura de nada. Pero juré ver a Scott mirar directamente hacia la cámara, como si supiera que estaba allí puesta.

No me dio tiempo de hacer nada más cuando Aiden lo apagó y las puertas del elevador se abrieron al oscuro pasillo. Estábamos en la vacía recepción, me pregunté de pronto en dónde estaba Marin y por qué no había acudido a mi rescate.

Está con Stiles, concluí.

Aiden oprimió de nuevo el botón que detenía el elevador, para que nadie más lo usara quise suponer. Ya nada importaba ahora realmente.

Frente a nosotros, oculto entre las sombras, estaba el guardia de seguridad, llevaba un pasamontañas negro cubriéndole todo el rostro.

Aiden me pilló observándolo, por lo que dijo:

—Prefiere mantener su identidad en secreto, no quiere perder su empleo.

—Muy digno de su parte—escupí con sarcasmo.

Aiden me lanzó una mirada asesina. No entendí por qué le molestaban mis comentarios. Daba igual, partir de ahora tenía que acostumbrarse ¿No?

—Llevala afuera, trata de no verte muy sospechoso, sólo finge que la escoltas o algo por el estilo—le ordena Aiden mientras sale al pasillo y camina por delante de nosotros.

El guardia asiente y tira de mi brazo para hacerme salir al pasillo. Yo no pongo objeción y salgo del elevador tambaleante. Tropiezo mientras tanto, pero es gracias al brazo firme del guardia que no caigo al suelo, sin embargo aquello me es suficiente para voltear a la derecha y notar un extraño bulto afuera del elevador.

El brazo del guardia tira de mí pero yo aún miro aquel bulto, confundida, hasta que poco a poco va a adoptando la forma de un cuerpo, una persona.

Había un hombre allí, inconsciente y...en ropa interior.

—¿Pero qué mierd...?

No me dio tiempo de terminar mi frase cuando sentí un fuerte empujón. De repente me encontraba nuevamente dentro del odioso elevador, sólo que esta vez el guardia cubría la entrada con su cuerpo.

Mis tacones habían hecho el suficiente ruido para que Aiden se volteara bruscamente. Justo cuando la expresión en su rostro pasó de la confusión a la incredulidad, el guardia alzó su mano y se quitó el pasamontañas, liberando su cabello castaño.

Oh, por Dios.

—¡Stilinski!—gruñe Aiden.

—Te llamaría también por tu apellido, pero no me lo sé—le responde con naturalidad.

Hubiera brincado de alegría de no estar tan pasmada.

Veo que Aiden corre en nuestra dirección, pero para cuando apenas está a dos metros de nosotros, Stiles ya ha cerrado las puertas y oprimido el botón. En cuanto el elevador continúa su recorrido, se gira hacia mí.

La Manada Del 6B || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora