Resulta extraño pensar que, cuando uno teme algo que va a ocurrir y quisiera que el tiempo empezara a pasar más despacio, el tiempo suele pasar más deprisa.
Harry Potter y el Cáliz de fuego - JK Rowling
Roscoe Morgen
Hace unos años, mientras merodeaba la oficina de mi padre, encontré una revista de "Muy Interesante". Según una estimación publicada en la revista 'New Scientist', en total cada ser humano puede pensar hasta 1080.000.000.000.000 cosas a lo largo de su vida. Y la cantidad de pensamientos que puede tener una persona a lo largo del día es de 70.000.
Pero en este momento, yo solo podía pensar en algo, mi motocicleta.
Una Triumph Thruxton 900 Negra Phantom con una Franja Dorada.
Mi pobre Grace –sí tiene nombre de mujer-.
Incluso la bauticé con ese nombre un mes antes de tenerla, es una historia interesante. Tenía dieciséis apenas.
Recuerdo la insistencia constante que mostré a mis padres por conseguir una motocicleta, mamá sólo me respondía con un –Es una trampa mortal, Roscoe- negándose al instante. Mi padre por otro lado omitió sus palabras pero su mirada gritaba un -¡NO!-.
Justo cuando comenzaba a darme por vencido, llegó el verano y la escuela nos llevó como voluntarios al hospital, entonces la conocí.
Su nombre era Grace, la chica más preciosa e inteligente que haya conocido.
Se encontraba en el pasillo de los baños, estaba de pie y aunque parecía estar sumida en sus pensamientos, alzo la vista cuando sintió mi presencia.
-¿Te has preguntado la elección que tomarías si en algún momento fueras presidente del país?-preguntó de repente.
-¿Eh? No lo creo-respondí inseguro.
-Que mal –se mofó- Si estuviera en el poder, lo primero que haría sería legalizar la eutanasia- dijo segura.
-No es muy temprano para pensar en morir-murmuré sin saber más que decir. –Nunca es temprano para pensar en la muerte, de hecho, es tarde para pensar en vivir- respondió segura.
-Supongo-dije mientras la veía-.
Está loca pensé
Me miró por unos segundos.
-Me llamo, Grace. Y no estoy loca- dijo como si hubiera leído mi pensamiento.
-Liam-me presenté mientras estiraba mi mano derecha. Nos estrechamos la mano, y después ella sonrió.
Ahí comenzó todo. Comenzamos a charlar, lo que parecieron minutos se convirtieron en un par de horas -lo que me ganó un reporte escolar- después nos pasamos nuestros números para seguir charlando, finalmente, ella se marchó por su lado y yo me fui directo a casa.
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Pequeña Gran Competencia ©
RomanceRachel y Roscoe sentían lo mismo el uno por el otro; desagrado. La razón es sencilla, tenían muchas cosas en común. Sus mejores amigos; son hermanos. Son hijos únicos. Aman a sus padres. Ambos necesitan ganar dinero para reparar algo, ellos necesit...