~Revelación~

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Toda verdad es simple, ¿No es eso una doble mentira? – Friedrich Nietzsche.

Rachel Johnson

Por un breve momento no pude escuchar nada, no sé si fue porque una parte de mi temía hacerlo, o sólo quería vivir el momento sin perderme de nada. El lugar ni siquiera estaba lleno de personas, pero el bullicio lograba entorpecerme tanto que deje de prestar atención al resto. Me centré totalmente en la maestra y en el mellizo a mi lado, en el niño que necesitaba mi concentración, mi apoyo y fuerza para no decaer en los nervios. Tenía que hacer frente a este silencio.

Con un impulso de fuerza agité mis manos rígidas a mis costados, también logré hacer reaccionar a mis oídos, de pronto todo eras voces a lo lejos, gritando alto con fuerza, con coraje. Miré a mi alrededor, sin poder evitarlo mis ojos se toparon con Roscoe, el chico ni quiera tiene idea que le sacó una sonrisa a mi corazón con esa chaqueta de cuero en pleno verano debido a la cubeta de agua helada que le arrojé encima esta mañana. Es divertido saber que dos personas mantienen un secreto sólo entre ellos.

Tomé de la mano al mellizo para atraer su atención, él me sonrió.

–Ganaremos, Miles. Te lo juro–el niño asintió confiado.

–Lo sé Rachel.–afirmó.–Blake puede hablar del pasado todo lo que quiera, pero ahora estoy seguro que yo llevo la delantera.

–¿Por qué lo dices?–pregunté intrigada.

–Porque te tengo a ti–agregó seguro.

–Me tendrás hasta que te hartes de mi pequeño genio...–prometí de corazón.

.....

Tal vez perdimos algunos puntos, pero ganamos más que eso. Las preguntas eran justas y nuestros resultados siempre tambaleantes podían lograr traer alegría o esfumarla. Obtuvimos el segundo lugar en el marcador, pero no nos importó. Esto sólo indicaba que seguíamos en el barco, como uno de los tres últimos finalistas.

Caminábamos al restaurante del campamento, creo que nadie encontraba las palabras perfectas para aligerar el ambiente.

Roscoe se aclaró la garganta para llamar nuestra atención. Todos los miramos al instante, incluso dejamos de caminar. Estaba sorprendida que precisamente él tomara la iniciativa. Él parecía confundido.

–Eh...yo sólo...sólo me picaba la garganta, no iba a decir algo–explicó rápidamente.–¿Ustedes creyeron que diría algo?

No me sorprende de Roscoe

Sorprendida noté que habíamos rodado los ojos al mismo tiempo. Volvimos a caminar, dejándolo atrás.

–¡Esperen, en verdad me picaba la garganta!–exclamó detrás.–¡Creo que me dará gripe! ¡Además está matándome este calor!

Nadie le respondió.

–¿A dónde van? ¡No me dejen hablando aquí!–gritó mientras intentaba alcanzarnos.

Una cabellera dorada se acercaba a nosotros, traía el uniforme singular del campamento y los hoyuelos de sus mejillas se hicieron notar desde que nuestras miradas se toparon. Venía hacia acá, directo a nuestra dirección. Corrijo. Mi dirección. Emily pellizco mi mano en respuesta.

–¿Soy yo o ese tipo guapo viene hacia nosotras?–preguntó bajamente.

–Oh Mily, definitivamente ese tipo guapo viene para acá...pero directo a la pequeña Rachel, tú hazte a un lado–ironizó Ethan. Su hermana lo miró enojada, lista para replicar.

Pequeña Gran Competencia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora